Movilidad social y ¿futbol?
Renato Ramírez Cornejo
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Esther es originaria de Oaxaca,[1] se despierta temprano, deja todo preparado en casa para su madre y abuelos, sale corriendo a tomar el transporte público que la llevará al trabajo. Es futbolista profesional. Estudió hasta la secundaria, y hasta antes de convertirse en jugadora de un club reconocido se ganaba la vida en la «talacha», es decir, cobraba por jugar en equipos amateur.
En México, el 40 % de la población se encuentra en situación de pobreza,[2] y el promedio de años de escolaridad es de 9 años.[3] Esther está dentro de este sector. El fútbol puede ser para ella el camino para encontrar un mejor nivel de vida. Sin embargo, el hecho de ser deportista de alto rendimiento y pertenecer a un club reconocido no le garantizará llegar a ese objetivo. Su salario es 10 veces menor que el promedio de un jugador profesional varón y tendrá que retirarse, si bien le va, cuando cumpla 30 años de edad.
Esta situación no es exclusiva de México, las deportistas profesionales en el mundo ganan menos que los deportistas. No importa si eres Serena Williams, Lorena Ochoa o Yelena Isinbayeva, mucho menos que seas 4 veces campeona del mundo en fútbol asociación. Las jugadoras de la selección de fútbol de EUA ganan un 40 % menos que los seleccionados varones,[4] que apenas cuentan en sus vitrinas con tres Copa Oro de la CONCACAF. Existen otros ejemplos futboleros: la gran estrella brasileña Marta gana 74 veces menos que Neymar Jr; en el Mundial Femenil de Francia 2019 se repartieron a los equipos premios por 30 millones de dólares; para las selecciones masculinas del mundial 2018 se tenía una bolsa de 400 millones.
Para Esther esta no es la única situación que debe enfrentar. Los deportistas pueden obtener mejores ingresos a través de la publicidad, pero en general los medios de comunicación tradicionales prefieren a modelos con tono de piel más clara[5] que el de Esther, otra barrera para obtener mejores ingresos. Por si fuera poco, su club impone en su «contrato» entre otras cláusulas, no embarazarse durante la vigencia del mismo.
Esther se auto adscribe como indígena,[6] su abuelo de origen mixteca y su madre le inculcaron el amor a sus raíces; sin embargo, nunca pudieron hablar español, lo cual les impidió tener un trabajo donde obtuvieran más de dos salario mínimos o comerciar su cosecha directamente en el mercado de la capital del estado. Esther aprendió español en la primaria del pueblo.[7] Gracias a ello salió de su comunidad y buscó hacer lo que más le gusta: ¡jugar futbol!
Esta historia es de ficción, pero describe la realidad de nuestro país donde la pobreza, la falta de educación escolar, su condición de mujer indígena, le impide acceder a mejores oportunidades para mejorar su calidad de vida, como les sucedió a sus ficticios abuelos y padres.
Por el contrario, tenemos al «güero» Garza quien es delantero estelar del equipo varonil del club de Esther, siempre estudió en escuelas privadas y domina perfectamente el inglés, inclusive mejor que la pelota. Su padre es ingeniero civil, vivían en la Narvarte pero después se fue a Satélite, a los 15 años se fue al mundial de fútbol de la categoría donde no jugó ni un minuto. Campeón actual de goleo, está próximo a jugar en un club de España. Gana 50 veces el sueldo de Esther.
La realidad supera la ficción, y reales son las causas que originan la falta de movilidad social en México. Espero haber retratado esa realidad y hacerla de conocimiento al lector.
[1] http://www.ligafemenil.mx/cancha/detallenoticia/26450/el-origen-del-talento
[2] https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
[3] https://www.inegi.org.mx/temas/educacion/
[4] https://panamericanworld.com/revista/deportes/futbol-femenino-usa/
[5] Monroy-Gómez-Franco, L. y R. Vélez (2020) Skin Tone Differences in Social Mobility in Mexico: Are We Forgetting Regional Variance? Journal of Economics, Race, and Policy https://doi.org/10.1007/s41996-020-00062-1
[6]https://copred.cdmx.gob.mx/storage/app/uploads/public/5a1/efe/2d9/5a1efe2d9536d568189415.pdf
[7] https://www.eluniversal.com.mx/opinion/solange-marquez/covid-19-y-la-educacion-en-mexico