Foto: Uno TV
Cuando las buenas son malas noticias (y viceversa)
Julio Serrano*
La semana pasada se dio a conocer un reporte laboral muy importante en Estados Unidos, el cual mostró que se continúan creando empleos a ritmo acelerado. A esto se suman noticias recientes que muestran que la economía se mantiene relativamente fuerte y que las utilidades que reportarán las empresas no serán tan malas. Buenas noticias, ¿verdad?
En cierto sentido lo son, pero en un contexto más amplio generan más problemas que beneficios. Me explico.
El principal problema económico que enfrenta la mayoría de los países es la inflación. En EU, por ejemplo, ha alcanzado niveles no vistos en cuatro décadas. En México no habíamos tenido una inflación como la actual desde hace más de 20 años.
El daño que está causando la pronunciada alza en los precios es significativo. Para evitar que se erosione aún más el poder adquisitivo de la gente y que las expectativas de inflación no se salgan de control, los bancos centrales, los principales responsables de controlar la inflación, están elevando sus tasas de interés de referencia de manera considerable.
A su vez, este aumento de tasas está provocando un daño importante a la economía al encarecer el crédito y reducir los incentivos de gastar (la semana pasada toqué este tema en este espacio). Esto lo saben los bancos centrales, pero la alternativa (dejar que la inflación se vuelva endémica) es peor.
Quien marca la pauta con todos los bancos centrales es la Fed, por lo que sus acciones tienen repercusiones globales (en México las secuelas son aún más poderosas por nuestra fuerte dependencia económica con EU). La Fed advirtió que seguirá subiendo tasas hasta que esté convencida de que la inflación está bajo control.
Por desgracia, esto implica una desaceleración económica. Aunque no lo diga explícitamente, la Fed quiere que aumente el desempleo en EU. Las favorables condiciones que gozan los trabajadores estadunidenses (hasta hace poco había el doble de posiciones abiertas por cada persona buscando trabajo) están generando presión en los salarios y en la inflación. En otras palabras, el mercado laboral de EU es demasiado bueno. La tasa de desempleo es menor a 4%, un nivel históricamente bajo. Es difícil enfriar la economía con un mercado laboral tan robusto. Larry Summers, ex secretario del Tesoro en la presidencia de Clinton, estima que el desempleo tendrá que superar 6% para poder contener los precios. Ya lo señaló la Fed, para ser exitosa en su combate contra la inflación tendrá que impartir “dolor”. La pregunta es cuánto.
La esperanza es que eventualmente la Fed haga un “pivote” y abandone su postura restrictiva para comenzar a bajar tasas. Me temo que esto sucederá cuando el desempleo se dispare y la economía caiga en recesión. Es triste, pero esperemos que las malas noticias económicas lleguen pronto a Estados Unidos para que abran paso a las buenas.
*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 13 de noviembre de 2022.