Deuda histórica y movilidad social
Emmanuel Alfredo Silva Mendoza
Participante en la XII Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Justo en el numeral II de The Conquest of Bread (1995a, pág. 13), Kropotkin realiza una descripción peculiar sobre la comodidad del rico y su distinción del pobre, de la forma en la que el dueño de los medios de producción percibe un espacio entre su realidad y la del trabajador, donde él puede gozar de sus derechos mientras los demás observan. Este espacio se refiere a la posibilidad en que la condición que cada uno de ellos mantiene pueda cambiarse gracias la influencia de factores externos como de las decisiones de cada uno de ellos.
Podría pensarse que todo se resume a la rivalidad entre las dos personas para obtener las mejores condiciones de vida; sin embargo, al nacer no se hallan en la misma situación, la posición social que mantengan sus padres definirá el nivel de ascenso social que podrán tener ellos (Arneson 2018, pág. 15). Es en este momento donde la desigualdad se agudiza y comienza un recelo en la sociedad dada la falta de oportunidades y la visibilidad del lujo. Así, unas familias buscarán mantener los derechos y la distinción de un pasado, mientras el resto buscará innovar y crear una responsabilidad de los primeros (Kropotkin 1995b, pp. 179-181). De este modo la desigualdad que produce un rastro generacional comenzará a referir una deuda histórica con los otros.
En este control generacional se construyen condiciones que alteran el curso y progreso de la vida de las personas desfavorecidas; la búsqueda por mantener la exclusividad de algunos derechos, junto con la diferenciación de las mayorías, origina que un complejo marco de interacciones rebase las posibilidades y esfuerzos de unos. Para que los grupos mantengan su estatus tiene que existir una relación de dominio con las condiciones mínimas de integridad de las demás personas, el curso de vida se verá interrumpido en la mayoría de veces por un sistema corrupto. Ante la necesidad de un equilibrio en las oportunidades de todas y todos, aparece una deuda de estos grupos hacia el resto, no por la situación en la que se hallan al momento, sino por la construcción de un sistema desfavorable y no equitativo, la diferenciación de condiciones debe reconocer la deuda histórica que en esta relación existe (Paz y Cepeda 2006, pp. 54-57).
De acuerdo con el Informe de movilidad social en México del CEEY (2019), la movilidad socioeconómica entre dos generaciones presenta una brecha entre la posición que alcanzaron las personas en los altos quintiles y las personas de los estratos más bajos; el 49 % de las personas más pobres se ubica en el quintil I junto con el 25 % que está en el quintil II; es decir, el 74 % de la población con origen más pobre se mantiene bajo la línea de pobreza, y solo el 3 % de ella alcanza el quintil V. En contraste, el 83 % de la población más rica permanece en los quintiles más altos y solo el 2 % desciende al quintil I.
Las políticas que atienden la movilidad social no resolverán la desigualdad por completo, pero son necesarias para impulsar la igualdad de oportunidades. La distinción social creó una deuda histórica que aún no se ha pagado; esta permanecerá hasta que el logro y desarrollo de las personas no esté condicionado al origen socioeconómico. Afirmar la existencia de una deuda histórica podría ser la oportunidad de impulsar la movilidad social.
Referencias
Arneson, R. (2018) “Four Conceptions of Equal Opportunity”. The Economic Journal, 128(612), 152–173.
CEEY (2019) Informe de movilidad social en México 2019. México: CEEY Editorial.
Kropotkin, P. (1995) The Conquest of Bread and Other Writings. Cambridge: Cambridge University Press.
Paz, J. y Cepeda, M. (2006) Deuda histórica e historia inmediata en América Latina. Quito: Ediciones Abya-Yala.