Foto:Tecnológico de Monterrey

El fin de la pandemia

Rodolfo de la Torre*

El fin de la pandemia de COVID 19 se acerca. Es posible que para la tercera semana de noviembre se alcance menos del 5% del máximo número de número de infectados activos, lo que en la práctica define el control epidémico. El virus seguirá presente y habrá que seguir tomando precauciones, pero no representará el mismo nivel de amenaza.

Ante este panorama habrá que examinar tres elementos para evaluar las acciones de las autoridades ante el problema: el declive del sistema de salud previo a la pandemia, la mortalidad en exceso atribuible a las características de la población y las políticas adoptadas, y la conducción del proceso de vacunación.

En cuanto a lo primero, debe reconocerse que el gobierno federal recibió un sistema de salud deteriorado, y lo deterioró aún más. De acuerdo a cifras del CONEVAL, en 2018 cerca de 21 millones de personas carecían de acceso a servicios de salud, ya sea públicos o privados. Para marzo de 2020, antes del impacto de la pandemia, se habían agregado mas de 6 millones y medio de personas a tal cifra. La reorganización del sistema de salud y su insuficiente presupuesto llevaron a una situación de mayor vulnerablidad antes de la llegada del COVID-19.

En lo referente a las muertes registradas, las estimaciones con base en datos de la Secretaría de Salud sitúan en más de 600 mil el exceso de muertes desde el inicio de la pandemia hasta octubre de 2021. Esto se tradujo en una reducción de la esperanza de vida de los mexicanos de 3 años en 2020, tan solo por las muertes reconocidas por COVID-19, de acuerdo al reciente estudio de García Guerrero y Beltrán Sanchez (Heterogeneity in Excess Mortality and Its Impact on Loss of Life Expectancy due to COVID-19: Evidence from Mexico, Canadian Studies in Population). Esta cifra podría duplicarse al tomar en cuenta el total de muertes en exceso por múltiples causas, lo que representaría perder más de tres décadas de progreso en esperanza de vida.

Las cifras de muertos son entre siete y diez veces las del escenario muy catastrófico definido por la propia autoridad sanitaria, dependiendo que dato de fallecimientos se tome como referencia, y es atribuible a la combinación de características de la población mexicana, particularmente sus comorbilidades, y a los problemas de la estrategia adoptada para contener la pandemia.

Finalmente, con un 44.39% del total de la población mexicana con un esquema completo de vacunas al término de octubre, las autoridades sanitarias han declarado como cumplida su misión a este respecto. Esta cifra está 11 puntos porcentuales por debajo de la meta del plan de vacunación de la Secretaría de Salud y se asocia a más de 28 millones de dosis recibidas y no aplicadas.

Varios elementos de la estrategia de vacunación son cuestionables, desde la decisión de haber excluido a las unidades médicas que regularmente participan administrando vacunas, hasta la falta de transparencia en el reporte de inoculaciones, particularmente ante el salto de varios millones de dosis aplicadas en el día previo al anuncio de la “misión cumplida”, pasando por la exclusión de adolescentes de los planes de vacunación.

El fin de la pandemia debe representar una evaluación profunda de la responsabilidad de las autoridades en el deterioro del sistema de salud, en el aumento del exceso de mortalidad y en los defectos del proceso de vacunación. No será tiempo de relajamiento, será momento para el examen.

*Director en Desarrollo Social con Equidad del CEEY. Columna publicada originalmente en Arena Pública el 3 de noviembre.

2021-11-03T11:48:28-06:00