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El petróleo aún es una buena apuesta

Julio Serrano*

Resulta que las noticias de la muerte del petróleo fueron prematuras. Políticos y grupos ecologistas han anticipado la transición hacia energías limpias desde hace tiempo y, sin embargo, el hidrocarburo está más vigente que nunca. Y todo indica que lo seguirá estando por muchos años. Estas son buenas noticias para un país petrolero como México. López Obrador hace bien en apostar en él.

A raíz de la crisis de Ucrania, países de todo el mundo, incluidos los que se pintan como los grandes defensores del medio ambiente y que pontifican a aquellos que no siguen su doctrina, han tenido que reconocer que el petróleo sigue siendo estratégico. Con precios que recientemente alcanzaron máximos en 14 años, están haciendo lo imposible para aumentar la producción y así abaratar el precio de esta energía contaminante. Este comportamiento no deja de tener un grado de ironía. En lugar de estar contentos de que la gasolina esté cara (lo que desincentiva su consumo y promueve la adopción de energías limpias), la quieren abaratar.

Europa impuso sanciones severas a Rusia por su invasión a Ucrania. Ha congelado cuentas de oligarcas y ha impedido que bancos rusos utilicen el sistema global de pagos, entre otras. Prácticamente tiene congelado a Rusia. Solo hay un producto que no ha castigado, la energía. Pese a la retórica y las sanciones, Europa continúa comprando petróleo y gas a Rusia. Estados Unidos sí prohibió las importaciones de estos productos, pero su decisión es más simbólica que de fondo: a diferencia de Europa, cuya dependencia en la energía rusa es enorme, menos de 5% de la que consume EU proviene de aquel país. Pero al mismo tiempo que la corta, busca aumentar la compra de petróleo de países autoritarios que ha querido aislar en el pasado, como Venezuela e Irán. Ningún gobierno —por más verde que aparente ser— quiere gasolina cara.

Los ecologistas tienen que reconocer que buena parte de la explicación de que los precios del petróleo estén tan altos y de que la dependencia del mundo occidental a la energía rusa y de otras naciones poco confiables haya aumentado, es la presión ejercida a empresas como ExxonMobil, Shell y BP para no explotar más yacimientos. Ahora muchos de los antiguos críticos están pidiendo a las petroleras transnacionales que produzcan más.

López Obrador ha sido consistente en su postura de que el petróleo es estratégico para México. No estoy de acuerdo con muchas de sus medidas —como tratar de reducir la competencia en el sector para favorecer a Pemex y la CFE— pero su idea de adquirir cierta independencia energética hace mucho más sentido en el contexto que estamos viviendo. Otros países la están adoptando.

Estoy convencido de que el futuro de la energía es la renovable. México tiene que hacer esa transición e invertir en ella. Sin embargo, el mundo no dejará de consumir petróleo en el futuro cercano. Tenemos que ser conscientes de ello y aprovechar la situación. 

*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 17 de marzo de 2022.

2022-03-17T12:16:53-06:00