Foto: Network.com

Espero que Sanborns sobreviva

* Julio Serrano 

Fundado hace más de 100 años, Sanborns es una institución mexicana llena de historia. Desde presidentes y artistas hasta revolucionarios han pasado por sus puertas. No exagero al decir que en los desayunos en sus restaurantes se han cocinado muchas de las decisiones trascendentales de la vida política y empresarial del país. 

Por eso, la noticia de hace unos días —que afortunadamente resultó equivocada— de que iba a cerrar el Sanborns de San Ángel caló tanto. Las reacciones no se hicieron esperar. Fueron de tristeza y melancolía. Es entendible. El ocaso de una cadena tan entrañable para los mexicanos traería connotaciones que van más allá del cierre de una empresa más. Significaría el fin de una era; de un México que se quedó atrás. 

Aunque por el momento el Sanborns de San Ángel y otros Sanborns siguen operando, me pregunto por cuánto tiempo. Mi corazón espera que por lo menos otros 100 años. Mi cabeza me dice que su supervivencia es cuestionable. 

El coronavirus no es el único responsable. No cabe duda de que la pandemia ha causado estragos en Sanborns, pero lo cierto es que el negocio ya venía decayendo. La dinámica de la nueva economía simplemente no lo favorece. Su modelo se basa en atraer a clientes con una variedad de productos con la esperanza de que alguien que va a comprar una cosa acabe comprado más. Las revistas, por ejemplo, eran un gancho para generar tráfico. Igual los CD. Ahora, con las tabletas electrónicas, podemos tener acceso a cualquier revista de manera digital, y con servicios como Spotify, podemos escuchar nuestra música favorita desde nuestro celular. 

Los electrónicos de la tienda de los tecolotes nunca han sido baratos. Bajos precios jamás han sido su ventaja competitiva. Se venden porque los clientes están en la tienda. Sin embargo, con alternativas como Amazon y otras tiendas digitales la facilidad para comprar electrónicos por internet ha aumentado, con el beneficio adicional de poder comparar precios y escoger con un clic el más barato. Quedan el negocio de los restaurantes y la venta de otros artículos que van desde relojes hasta trajes de baño. No estoy seguro de que pueda prosperar con una oferta tan acotada. 

Sanborns podría transformarse. Pero lo veo complicado. Ya se está enfocando más en ventas en línea —las cuales ni siquiera representan 1% del total— para adaptarse a los tiempos. El problema es que se va a enfrentar con empresas nacionales mucho más avanzadas en ese frente, como Liverpool, y con titanes transnacionales como Amazon. También se puede concentrar más en los restaurantes. Con el coronavirus y sus secuelas, ese negocio se ve complicado. Además, está la pregunta de qué hacer con el resto del espacio que tienen las tiendas. 

Espero que Sanborns salga adelante. La empresa está lejos de cerrar, pero no puedo dejar de pensar que estamos viviendo un punto de inflexión en el que negocios tradicionales como Sanborns pasarán a ser una sombra de los que fueron en su época de oro. 

* Consejo Directivo del CEEY | [email protected] | Columna publicada originalmente en Milenio el 22 de julio de 2020.

2020-07-23T13:05:21-05:00