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Inclusión financiera como catalizador de la movilidad social

Enrique Díaz-Infante Chapa* y Edgar Pérez Medina**

La inclusión financiera es una herramienta que permite superar las barreras socioeconómicas que las circunstancias de origen pueden imponer a las personas. Consiste en que los miembros de la sociedad tengan acceso a una variedad de servicios financieros adecuados y formales de manera continua, y que puedan utilizarlos de acuerdo con sus necesidades individuales para fomentar su desarrollo y bienestar (Heimann et al. 2009). Ello es clave para concretar objetivos económicos y financieros, contribuyendo al progreso y desarrollo sostenible. Por ello, es necesario explorar el papel de ésta en la promoción de la movilidad social en México, identificando retos, oportunidades y estrategias que impulsen el desarrollo financiero e inclusión en el país para lograr una sociedad más justa. En línea con este objetivo, el CEEY ―junto con el TEC de Monterrey― desarrolló una investigación acerca de la estructura del sistema financiero y su potencial para impulsar la movilidad social. En este artículo se presentan algunos de los resultados más relevantes de dicha investigación, mismos que aparecen en el libro Sistema financiero para la movilidad social, de próxima publicación.

La inclusión financiera influye en la movilidad social mediante dos vías principales: primero, el ahorro, la acumulación de activos y la inversión en capital humano pueden generar inversión en habilidades y conocimientos que aumenten el potencial de las personas, lo cual facilita su incorporación exitosa al mercado laboral formal, ya sea como empleado o emprendedor. Por ejemplo, el ahorro permitiría el acceso a la educación superior y capacitación laboral, entre otros.  Segundo, el financiamiento y la formación de un patrimonio ayuda a lograr emprendimientos exitosos que pueden generar buenos empleos y contribuir al desarrollo económico y social (Del Ángel y Díaz-Infante 2017). En contraste, la falta de acceso a servicios financieros puede limitar la movilidad social, porque las personas sin acceso tienden a recurrir a prestamistas informales que suelen cobrar altas tasas de interés, resultando en un ciclo de deuda y dificultando la capacidad de las personas para enfrentar sus necesidades financieras. 

Para entender mejor la relación entre inclusión financiera y movilidad social, es importante explorar si existe persistencia intergeneracional en el uso de servicios financieros, es decir, si los hijos adoptan los patrones financieros de sus padres. Esto implica examinar cómo la experiencia financiera de los padres influye en el comportamiento financiero de sus hijos. A partir de los resultados de la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México 2017 (ESRU-EMOVI 2017) se observó una transmisión intergeneracional de servicios financieros significativa, ya que el 64% de los hijos de padres que no utilizan servicios financieros no están integrados al sistema financiero, mientras que el 36% sí lo está. Por otro lado, los hijos de padres que sí tenían al menos un servicio financiero mantienen un alto uso de estos servicios en un 74%, con solo el 26% perdiendo la tenencia de servicios financieros. 

Con base en los datos de la ESRU–EMOVI 2017 también observamos que aquellos individuos cuyos padres no contaron con al menos un servicio financiero son sumamente vulnerables. De este grupo, 67 de cada 100 de los mexicanos que nacen en los escalones más bajos de la escala socioeconómica del país no logran superar la condición de pobreza durante su vida. Así mismo, sólo el 28% logra ascender a los estratos intermedios. También se observa que el 32% de aquellos que nacen en los estratos medios experimentan movilidad social descendente por debajo de la línea de pobreza, y sólo el 16% logra escalar al quintil más rico. 

En el caso del quintil más rico, es importante destacar que sufre una dramática movilidad social descendente cuando sus padres no contaron con servicios financieros adecuados: 57 de cada 100 de los individuos de este grupo caen en la escala socioeconómica, mientras que 42% logra mantener su estatus socioeconómico. Por lo que toca a los quintiles más pobres de individuos cuyos padres no contaron con al menos un servicio financiero, se observa que perpetúan su situación aún más que la media nacional. Asimismo, los quintiles medios y el rico resultan ser más vulnerables y experimentan caídas en la escala socioeconómica (CEEY 2017).

En contraposición, la situación de los individuos cuyos padres contaron con al menos un servicio financiero es notablemente mejor: el 52% de aquellos que provienen de los estratos socioeconómicos más bajos no logra superar la condición de pobreza durante su vida, lo que representa una disminución importante de 14%. Esto deja en claro que la tenencia de servicios financieros actúa como catalizador para mejorar la posición socioeconómica de los individuos, ya que el 48% restante logró tener movilidad social ascendente, en contraste con el 33% que tuvieron movilidad ascendente de los padres que no tuvieron acceso. Además, es importante mencionar que dicho acceso aumenta de forma considerable la movilidad social ascendente de aquellas personas que nacieron en la parte más baja de la pirámide socioeconómica y llegaron a la cima, pasando del 5% en el promedio nacional al 9% en aquellos casos cuyos padres tuvieron acceso a servicios financieros. 

Con respecto a los quintiles medios, también se observa una notable mejoría, pues solo el 26% caerá a los quintiles de más bajo ingreso, representando una reducción de 6% en comparación con los que no tuvieron acceso. Además, la tenencia de servicios financieros aumenta las probabilidades de ascender en la escala socioeconómica, pues de acuerdo con la ESRU-EMOVI 24 de cada 100 individuos nacidos en los quintiles medios pasan a ser parte del quintil más rico. En cuanto al tope de la pirámide, se observan notables diferencias con su contraparte sin activos financieros, pues 65 de cada 100 personas nacidas en este quintil permanecerán en él, a diferencia de los individuos que no tenían acceso a servicios financieros, de los cuales solo el 42% se mantuvo en este estrato.

Entonces, los resultados indican que los hijos de padres que tuvieron acceso a servicios financieros lograron escalar en la pirámide socioeconómica, mientras que los hijos de padres que carecían de servicios financieros permanecieron en los estratos bajos. Además, la falta de acceso a servicios financieros aumenta la probabilidad de que una persona nacida en estratos medios o altos descienda en la escala socioeconómica. La falta de igualdad en el acceso y uso de servicios financieros perpetúa la pobreza de generación en generación en México, por lo que es crucial fomentar la inclusión financiera para que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo socioeconómico.

Cabe aclarar que un mecanismo que pareciera estar detrás de la relación observada entre inclusión financiera y movilidad social ascendente es el acceso a servicios financieros que permiten ahorrar y acumular activos para invertir en educación y en emprendimientos, que generan empleo y contribuyen al desarrollo económico. No obstante, se necesita más investigación para establecer mejor la causalidad y entender los factores detrás de esta relación observada.

En suma, la inclusión financiera es un factor clave para la movilidad social ascendente en la medida que facilita la formación de capital humano para lograr la incorporación exitosa de las personas al mercado laboral. El análisis de la ESRU-EMOVI 2017 muestra una alta persistencia intergeneracional en la exclusión del sistema financiero, lo cual limita las oportunidades de crecimiento y desarrollo de las personas. Por tanto, es necesario implementar políticas públicas que fomenten la inclusión financiera y rompan el ciclo de exclusión intergeneracional en el sistema financiero. Para lograr esto, se debe construir un sistema financiero más penetrante, competitivo y orientado a la distribución de oportunidades de manera igualitaria. Al respecto, el Estado mexicano debe asumir su responsabilidad crucial en establecer estos mecanismos para mejorar la movilidad social y reducir la exclusión. 

*Director de Sistema Financiero del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

**Analista de investigación en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

Artículo publicado originalmente en Nexos el 01 de julio de 2023.

Referencias

Heimann, Ursula et al. (2009). Mapa estratégico de inclusión financiera: una herramienta de trabajo. CISS, Universidad Iberoamericana.

Del Ángel, G. y Díaz-Infante, E. (2017). El Sistema Financiero Mexicano: Diagnóstico y Recomendaciones. México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

CEEY (2017). Encuesta ESRU de Movilidad Social en México 2017. [Base de datos]