La brecha de género en la movilidad social en México

Las desigualdades entre mujeres y hombres tienen efecto sobre la movilidad social en México. Estas desigualdades se expresan en los logros socioeconómicos que unas y otros alcanzan. 

Las diferencias en los roles sociales de mujeres y hombres son, a la vez, causa y consecuencia de las desigualdades de género. Lo anterior porque, entre otras cosas, inciden de manera determinante en la distribución del trabajo remunerado y del trabajo no remunerado que se realiza al interior de los hogares, así como en la violencia de género y la discriminación.

Medir las diferencias en la movilidad social por sexo puede reflejar ciertas desigualdades de género. El Informe de movilidad social en la Ciudad de México 2019 reporta que en la CDMX, aunque hay oportunidades, estas se distribuyen de manera desigual entre hombres y mujeres:

• Si una mujer nació en hogares de mayor riqueza, tendrá 11 % menos probabilidades que un hombre de mantenerse ahí.
• Si una mujer nació en condiciones de pobreza, tendrá 14 % menos probabilidades que un hombre de escapar de esta.

La desigualdad de oportunidades en la CDMX también se refleja en una evidente desigualdad de género en el mercado de trabajo. Mientras el 76 % de los hombres participan en el mercado laboral, entre las mujeres ese porcentaje es de 46 %, y desciende hasta 38 % cuando tienen hijos menores de 6 años. 

Además, en la CDMX, de cada 100 personas que no trabajan por razones de exclusión o discriminación, 80 son mujeres. De ellas, la mitad se encuentra en esta situación debido a que tienen que dedicarse a tareas del hogar o a los cuidados no remunerados de niños o familiares enfermos.

La baja participación de las mujeres en el mercado laboral tiene implicaciones sobre el acceso a los recursos económicos y la seguridad social. En el mediano y largo plazo, lo anterior repercute sobre la acumulación de activos y la creación de patrimonio, así como sobre el acceso a pensiones por jubilación.