La desigualdad más desigual: las mujeres en México

Daniel Alfonso Hernández Gutiérrez

Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social

A pesar de todos los cambios que se han dado en la estructura de la sociedad mexicana, el cual ha permitido a las mujeres dar pasos hacia un trato más igualitario, es evidente      que aún estamos muy lejos de alcanzar una sociedad con igualdad de género.

La desigualdad en cualquiera de sus formas afecta de manera más contundente a las mujeres, es decir, la violencia, la ignorancia, la pobreza, la falta de oportunidades y otras cuestiones igual de graves siguen afectando a las mujeres en nuestro país.

Casos como el de Veracruz nos permiten reflexionar sobre los retrocesos que hay en temas tan importantes como es la salud, cuando se toman decisiones en contra de la libertad del cuerpo de las mujeres o bien, los feminicidios que ocurren día a día en un país que no puede superar la pandemia de asesinatos.

Existe evidencia en cualquiera de los medios de información sobre estos problemas, y por ello es importante no cerrar los ojos ante la falta de políticas públicas  que permitan aminorar estos problemas. Es importante alzar la voz frente al crecimiento tan peligroso de la trata y de la esclavitud sexual, de la desigualdad de ingresos, especialmente a las mujeres que pertenecen a una población indígena, y tantos otros problemas que ocurren en nuestro México.

Indicadores

Cuando miramos los problemas de las mujeres en el país, debemos ser conscientes que estamos analizando los problemas de más de la mitad de la población (según datos del Censo de Población y Vivienda 2020, las mujeres son el 51.2% de la población total), además tenemos que ellas representan más de la mitad de los votantes del país (51.5 %) y más de la mitad de la población en edad de trabajar (52 %).

Esto es importante de considerar, pues resulta inaceptable que en una sociedad más de la mitad de la población tenga menos oportunidades de desarrollo personal, académico y laboral.

Bajo las leyes actuales, en principio se otorgan iguales oportunidades de desarrollo a hombres y mujeres en cuanto a acceso a la educación. Sin embargo, la realidad social del país caracterizada por la desigualdad y con más de la mitad de la población en situación de pobreza, así como la histórica discriminación hacia el sexo femenino, genera un sesgo por género en las oportunidades académicas, las cuales derivan consecuentemente en un sesgo de género en las oportunidades laborales.

Estos datos resultan alarmantes, cuando tenemos que el aprovechamiento académico es mayor en las mujeres[1], lo cual deriva en talento no aprovechado y una reducción importante de nuestro PIB potencial, que a su vez se traduciría en mayor ingreso nacional y en mejores condiciones de vida por vía del ingreso.

Lo más grave de esto resulta en una baja participación en actividades científicas y de innovación tecnológica, es decir, la discriminación y la falta de igualdad en los ámbitos académicos y laborales, no solo generan un problema directo hacia las mujeres, sino que además reducen las capacidades productivas e innovativas del país, las cuales son el motor del desarrollo económico en cualquier país desarrollado.

 

 [1] David Moctezuma Navarro, José Narro Robles, Lourdes Orozco Hernández (2014) «La mujer en México: inequidad, pobreza y violencia», Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 59(220) pp. 117-146.

 

2021-07-15T23:40:24-05:00