La movilidad social, la identidad cultural y el bienestar subjetivo

Andrea Karina Sánchez Alvarado

Participante en la XV Escuela de Verano sobre Movilidad Social

En México existe un contexto de baja movilidad social, esto debido a los altos niveles de desigualdad económica y social. La desigualdad de oportunidades considera características sociodemográficas, geográficas y personales, circunstancias que implican una afectación en la condición socioeconómica de las personas. 

Estas circunstancias que generan desigualdad de oportunidades tienen una relación directa con una baja movilidad social, se considera importante su análisis, porque en la mayoría de los estudios no se contemplan aspectos socioculturales como es la característica de la identidad cultural, que no sólo podría influir en el incremento de la movilidad social y la igualdad de oportunidades, sino también en el bienestar, por lo que se considera importante reflexionar si en el actual sistema político, económico y social, las personas pertenecientes a un pueblo originario tendrían o tienen que renunciar a su identidad cultural para poder lograr una mayor movilidad social y mejorar su bienestar. 

Las características sociodemográficas (como el ingreso y la educación de los padres), las geográficas (como la región de origen y la comunidad de origen) y las personales (como el pertenecer a un pueblo originario y el color de piel) son aspectos que afectan la movilidad social; especialmente en personas que son de pueblos originarios, porque esta identidad étnica incrementa la desigualdad en el acceso para mejorar su nivel de ingreso, educación y ocupación; así como en  aspectos sociales y culturales que tienen un impacto en su bienestar. 

Las personas pertenecientes a pueblos originarios en especial los que migran de su comunidad de origen y se insertan en el medio urbano con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida, se enfrentan a contextos multiculturales en los que experimentan tensiones con su identidad, lo que provoca reconfiguraciones de su identidad, por los conflictos y tensiones identitarias sobre conservar y mostrar los elementos de su identidad étnica, para evitar ser discriminados y excluidos, afectando su movilidad social y la concepción de su bienestar.  

El bienestar es un término que inicialmente se desarrolló desde el enfoque económico y utilitarista, que considera que las personas buscan maximizar su utilidad o felicidad individual por medio de la satisfacción de sus preferencias relacionadas con el nivel del ingreso. En el concepto de bienestar se han integrado estados mentales y el grado de satisfacción subjetiva sobre los deseos subjetivos personales de los individuos. 

La integración de la subjetividad en la definición del bienestar permitió la construcción del concepto de bienestar subjetivo, en el que la subjetividad es definida como un espacio y proceso en el que los individuos construyen una imagen de sí mismos, de los otros y del mundo conforme al contexto de sus interacciones y experiencias con la cultura y la sociedad (PNUD, 2012). 

Sen (1999) es uno de los autores que ha destacado la integración del nivel subjetivo en el bienestar, especialmente para el desarrollo humano, esto mediante la expansión de las libertades humanas y mediante la ampliación de las capacidades de las personas para que lleven el tipo de vida que valoran. En la ampliación de capacidades incluye la libertad política, los derechos humanos y la diversidad cultural. La integración de la diversidad cultural la propone por medio de la libertad cultural, porque para vivir una vida plena, es importante poder elegir la identidad propia sin perder el respeto por los demás o verse excluido por otras alternativas (PNUD, 2004). 

El tener acceso a la educación es un uno de los principales medios que posibilita el desarrollo de capacidades, se ha convertido internacionalmente en uno de los derechos más consagrados en la normatividad, porque el tener acceso a la educación puede posibilitar el desarrollo de diversas capacidades, derechos como el trabajo, el ejercicio de la libertad de expresión, así como de los derechos sociales y humanos. También se considera como un medio que permite a los sectores vulnerables y marginados socialmente salir de la pobreza, además de una plena participación en la comunidad, que es parte fundamental de una vida democrática y de la solidaridad de una sociedad. 

 Además, la educación es considerada como una dimensión para incrementar la movilidad social, porque también puede contribuir para ascender a un nivel de estrato ocupacional más alto y un mejor nivel de ingresos. Sin embargo, cabe mencionar que la educación no sólo debe entenderse como la formación de capital humano, que se encuentre sujeta a la demanda de conocimiento y formación de profesionales que dicte el mercado, sino que la educación debe desarrollar en los individuos la capacidad de ser seres socialmente reflexivos, de trabajar en colectividad con otros y por otros, ser inclusivos y de respetar la diversidad cultural. 

La inclusión es un constitutivo básico del desarrollo social, que debe promover la igualdad de oportunidades en el acceso a los derechos sociales. La equidad en el acceso a la educación no sólo debe permitir la igualdad de oportunidades, para el caso de personas de pueblos originarios es importante que se fomente el respeto y conservación de su identidad cultural, por lo que para que puedan acceder a un mayor grado de educación no sea necesario perder su identidad étnica. Los sistemas educativos tienen como característica la uniformidad y homogenización lo que convierte a la diversidad cultural en un sinónimo de desigualdad. 

La formación intercultural educativa se ha enfocado sólo en los estudiantes pertenecientes a un pueblo originario y no al resto de la sociedad, por lo que, las políticas educativas interculturales deben enfocarse no sólo a los grupos de pueblos originarios, sino también a la cultura mayoritaria, entendiendo que la escuela es un espacio de producción de subjetividades y por consecuencia de individuos, la inclusión de la interculturalidad en la educación permitirá la transformación de las instituciones y relaciones sociales, que influirán en el bienestar de las personas. 

La inclusión y equidad se podrá lograr con la consideración de la diversidad y la implementación de esfuerzos amplios y sostenidos para crear un futuro común, en el que se considere la implementación de políticas públicas con un enfoque intercultural que integre el fortalecimiento de la identidad y de las relaciones interculturales, lo que puede favorecer a la consolidación de la cohesión social, una democracia fuerte y pluralista, pero en especial para que una persona de un pueblo originario pueda incrementar su movilidad social y su concepción de bienestar, cuente con la libertad cultural de mantener su identidad étnica y no tener que ocultarla o renunciar a ella para poder acceder a mejores condiciones de vida.  

Bibliografía 

    • Krozer, A. (2024, 3 de julio). Movilidad social y bienestar subjetivo en México. [Sesión de Curso]. XV Escuela de Verano Sobre Movilidad Social. 
    • Monroy-Gómez-Franco, L. (2024, 2 de julio). Una breve introducción al estudio de la desigualdad de oportunidades. [Sesión de Curso]. XV Escuela de Verano Sobre Movilidad Social. 
    • Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2004). Informe sobre desarrollo humano 2004
    • Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2012). Desarrollo Humano en Chile. Bienestar subjetivo: el desafío de repensar el desarrollo. 
    • Sen, A. (1999). Desarrollo y libertad. Primera edición. Planeta: Argentina.