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La oposición tiene que hacer un ‘mea culpa’

Julio Serrano*

Contra las expectativas, la popularidad de López Obrador continúa por los cielos. Bajo este escenario, ¿qué pueden hacer los partidos de oposición para ser competitivos en las elecciones intermedias y en el futuro? ¿Cómo pueden convencer a los electores de votar por ellos en lugar de por el partido en el poder? Un buen punto de partida es que ofrezcan una disculpa. 

Con todo y las alianzas, no se ve fácil el panorama para la oposición. A pesar de la profunda crisis económica, de salud y de seguridad que estamos viviendo, seis de cada 10 mexicanos aprueban al Presidente. Es evidente que la gente no se está fijando solo en los resultados de su administración para calificarlo. No. Buena parte de su aceptación es consecuencia del rechazo generalizado a los gobiernos del pasado. La memoria de los excesos del PRI y del PAN es tan pesada y el miedo de que regresen tan grande, que la gente parece preferir la situación actual, por más mala que ésta sea.  

Esta percepción debe servir de lección para la oposición ahora que se acercan las elecciones. Para eliminar el pésimo sabor de boca de los electores con los partidos políticos tradicionales es necesario ofrecerles una disculpa pública. Si no reconocen que cometieron errores graves, si no piden perdón y si no presentan nuevas propuestas y, sobre todo, nuevos candidatos que hagan olvidar a los votantes su pobre desempeño pasado, entonces sus probabilidades de regresar al poder serán bajas.  

Sin embargo, no parece estar resonando esta postura. Solo hay que ver la lista de candidatos que presentó la alianza de oposición para las elecciones de junio. Vemos pocas caras nuevas. Lo que sí vemos es un reciclaje de políticos y funcionarios de antaño; de aquellos asociados plenamente con la vieja guardia. Por si fuera poco, también incluye a hijos de dichos personajes. ¿Está es la nueva cara de los viejos partidos? ¿Este es el mensaje de renovación que quieren mandar? ¿Así quieren romper con el pasado? 

López Obrador ha de estar feliz con este perfil de candidatos. La oposición le está haciendo la chamba de etiquetarse a sí misma como más de lo mismo. El Presidente ya ha planteado las elecciones como una decisión entre volver al pasado corrupto y mantener su renovación moral. Ver las caras de siempre representando a la alianza opositora, refuerza este planteamiento.

Lo que tampoco ha hecho la oposición es pedir perdón. Al parecer no piensan que necesita hacerlo. La señal que manda es que no ha aprendido la lección; que no ha asimilado el contundente mensaje de castigo que envió el electorado en las elecciones de 2018. ¿Por qué no aceptar su culpabilidad en fomentar la corrupción y la impunidad para así poder renovarse? 

El problema es que al proponer como candidatos para las elecciones a los mismos personajes del pasado cualquier mensaje de arrepentimiento va a ser recibido con un enorme escepticismo. ¿Cómo va a creer la gente que han aprendido y que han cambiado si son los mismos?

*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente el 11 de febrero de 2021 en Milenio.

2021-02-11T15:27:48-06:00