Crédito: Arena Pública

La trágica rima de la historia

Rodolfo de la Torre

La amenaza del presidente Trump de imponer aranceles a México ha vuelto a surtir efecto. Como en el sexenio pasado, la debilidad de la economía hará que el gobierno mexicano se pliegue a las demandas de los Estados Unidos, pero, a diferencia de la historia reciente, hay diferencias de forma y fondo notables. Con un Ejecutivo que ha dejado atrás una política exterior rústica y ocurrente, se enfrentan retos económicos y políticos mucho más graves que los de la primera administración de Trump.

El viernes 7 de junio de 2019, Donald Trump anunció que suspendía definitivamente los aranceles de 5% que implementaría el lunes siguiente, pues México había firmado un acuerdo para detener la migración hacia los Estados Unidos. El 1 de julio de 2019 Trump elogiaba a López Obrador por su diligencia para movilizar 6,000 efectivos de la Guardia Nacional. Tiempo después, en su campaña de 2024, recalcaría que el entonces canciller Marcelo Ebrard cedió con facilidad a sus demandas.

El 3 de febrero pasado, el presidente Trump suspendió por un mes los aranceles que implementaría al día siguiente, pues, según él, México aceptaba detener los flujos de migrantes y fentanilo a su país. En esta ocasión el acuerdo respectivo se negociaría durante la pausa arancelaria y el gobierno mexicano movilizaría 10,000 efectivos de la Guardia Nacional. Ahora, el Secretario de Economía Ebrard no cedió a las demandas de los Estados Unidos, pero sí realizó una notable defensa de sus consumidores.

La razón por la que México se pliega a las amenazas de Trump es simple. Con López Obrador las exportaciones mexicanas profundizaron su dependencia respecto a los Estados Unidos, pasando de 79.5% a 83.1% del total las correspondientes a ese país. Otra razón es que a la normal desaceleración económica del inicio de cada sexenio AMLO le sumo a su arranque el lastre de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, y al de la presidenta Sheinbaum el de la reforma al Poder Judicial.

La dependencia del mercado estadounidense, la desaceleración cíclica y el daño económico autoinflingido empequeñecen el margen de maniobra de México. Sin embargo, la presidenta Sheinbaum muestra cierta capacidad discursiva y diplomática ausentes en el gobierno pasado. Por una parte, la presidenta administra su apoyo interno capitalizando la hostilidad de Trump. Aunque prácticamente no tiene alternativas, su nacionalismo digno y prudente enciende a sus seguidores. 

Por otra parte, ante lo inevitable, obtiene pequeñas concesiones de los Estados Unidos. Así, ha ganado un mes de gracia arancelaria, ha obtenido una mesa de negociación, y ha puesto sobre la mesa el tema del tráfico de armas a México. Quizás esto haga poca diferencia en el resultado final, no habiendo cambios fundamentales en la posición de debilidad desde la que se enfrentan las amenazas, pero contrasta con la penosa capitulación y zalamería de López Obrador ante Trump.

La nueva capacidad técnica y de planeación del gobierno de México enfrenta, sin embargo, retos mayores. Además de su difícil coyuntura, las autoridades mexicanas deben enfrentar la presión de Trump para reabrir el Tratado Estados Unidos-México- Canadá, muy posiblemente para elevar el contenido de insumos producidos por el vecino del norte en las exportaciones mexicanas. Otra probable demanda es que México imponga aranceles a China similares a los de Estados Unidos.

Además del desafío comercial, la presidenta Sheinbaum enfrentará a un gobierno estadounidense que señala el contubernio entre los carteles criminales y las autoridades mexicanas. Esta acusación no puede desactivarse fácilmente ante la permisividad mostrada por López Obrador ante el crimen organizado, la actual ingobernabilidad de Culiacán y los nexos entre políticos y el narcotráfico que revele en juicio del “Mayo” Zambada. Esto pesará en las negociaciones a emprender.

Quizás la frase de Mark Twain de que la historia no se repite, pero rima se quede corta para describir lo difícil del caso de México el día de hoy. Tal vez sea más apropiado parafrasear a Marx diciendo que es posible que la historia ocurra dos veces: la primera vez como una farsa y la segunda como una tragedia.

* Director de Movilidad Social del CEEY. Columna publicada originalmente en Arena Pública el 5 de febrero de 2025.