Movilidad social y la realidad de la «nueva normalidad»
Jonathan Eduardo Rubio García
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
El año 2020 fue, probablemente, uno de los años más convulsos en materia económica que la humanidad haya presenciado. Los estragos de la pandemia ocasionada por la Covid-19 son muy amplios: comenzó con una crisis sanitaria y a causa del confinamiento para frenar el número de contagios, se desencadenó una crisis de oferta donde se perdieron millones de empleos y se deterioraron los ingresos de una gran cantidad de hogares. En otras palabras, se generó un escenario que propició la pauperización de las condiciones socioeconómicas de esta generación, especialmente para quienes viven en situación de pobreza.
En México la situación no es alentadora. Los primeros indicadores sobre la situación del empleo los arrojó la ETOE, donde se mostró que la población que está trabajando o en búsqueda de empleo tuvo una reducción de 12 millones de personas entre marzo y abril de 2020, un indicador de que esa cantidad de personas perdió su empleo o dejó de buscar uno a causa de la pandemia (INEGI 2020).
Adicionalmente, el Coneval estimó que la proporción de trabajadores cuyos ingresos laborales fueron insuficientes para adquirir una canasta alimentaria más otros bienes y servicios esenciales ascendió a casi un 55 % en mayo de 2020, un 19.3 % más de lo registrado durante el primer trimestre del mismo año (Coneval 2020).
Estas cifras corresponden a la «nueva normalidad», un concepto que acuñó el Gobierno de México para establecer el regreso a las actividades tras las restricciones del confinamiento (Gobierno de México 2020); sin embargo, esta nueva normalidad también implica una nueva realidad a la que se enfrenta un número importante de personas por la pérdida de su empleo o por el empeoramiento de sus ingresos, por lo que es pertinente preguntarse qué tan larga será la nueva realidad.
La Encuesta ESRU de Movilidad Social en México (ESRU-EMOVI) refiere que el 74 % de las personas que nacen en los hogares más pobres del país, permanecerán bajo la misma situación el resto de sus vidas. En contraparte, cerca del 57 % de las personas que nacieron en los hogares más ricos, pasarán el resto de sus vidas bajo la misma situación, aunque una parte de ellos no logra mantener la misma condición económica a lo largo de sus vidas, el 94 % de quienes nacieron el un hogar rico, nunca se encontrarán en situación de pobreza (CEEY 2019).
Otro indicador que ayuda a responder qué tan larga podría ser la nueva realidad son los indicadores de pobreza del Coneval. De acuerdo con esta medición multidimensional, entre 2008 y 2018, el número de personas en situación de pobreza pasó de 49.5 a 52.4 millones: un incremento de 2.9 millones personas en el transcurso de una década (Coneval 2020).
Si bien las cifras de pobreza que incluyan este periodo de pandemia aún están por verse, y tomando en cuenta que es necesario contar con nuevos análisis que permitan calcular la probabilidad que tienen las personas de mejorar su situación socioeconómica (bajo ciertos parámetros de política económica y social tras esta pandemia), si en el corto plazo no se aplican políticas anticíclicas encaminadas a mitigar la degradación de la situación económica de la población —tomando en cuenta los resultados de la ESRU-EMOVI, los del Coneval y los indicadores de INEGI— la nueva realidad que hoy enfrentan millones de mexicanos podría durar, incluso, más de una generación.
Referencias
CEEY (2019) Informe movilidad social México 2019: Hacia la igualdad regional de oportunidades. México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
Coneval (27 de julio de 2020) Medición de la pobreza. Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Gobierno de México (2020) Nueva Normalidad. Recuperado el 30 de julio de 2020, de https://www.gob.mx/covid19medidaseconomicas/acciones-y-programas/nueva-normalidad-244196
INEGI (30 de abril de 2020) Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) 2020. Instituto Nacional de Estadística y Geografía.