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No es a quién conoces sino cuándo

Julio Serrano*

Dime con quién te juntaste y te diré qué tan rico eres. Esta variante del dicho popular es lo que Raj Chetty, de la Universidad de Harvard y otros investigadores concluyeron en un estudio recién publicado.   

Resulta que, según el estudio, uno de los mayores determinantes del éxito económico futuro de las personas, más que la calidad de la educación disponible, el acceso al empleo y el nivel de riqueza de los padres, son las amistades que frecuentamos de niños. Tener interacciones de pequeños con amigos ricos mejora el potencial económico de los niños pobres; dicho de otra forma, detona su movilidad social.   

Es fácil apreciar cómo tener amigos ricos en edad adulta puede ser útil para avanzar nuestros intereses monetarios. Nos pueden ayudar a conseguir un trabajo mediante sus contactos o prestar dinero, por ejemplo. Pero lo interesante de los resultados de la investigación es que muestra que el mayor impulso lo dan los amigos ricos de la niñez.  

Esta conclusión no parece muy intuitiva. ¿Cómo las conexiones que hace un niño de bajos recursos con los de altos recursos pueden generar un beneficio económico tan importante a largo plazo? La respuesta corta es la influencia positiva que pueden llegar a tener estas relaciones. En la niñez se forman las aspiraciones y se adquiere la seguridad para perseguirlas. Si un niño de escasos recursos no tiene conocidos que han ido a la universidad, es muy probable que no sea uno de sus objetivos de vida. En contraste, si se mueve en un círculo en el que los papás de sus amigos son exitosos profesionistas, puede que lo considere. Nuestro futuro mejora de la mano de nuestras aspiraciones.  

Podemos apreciar cómo pesa la influencia de amigos de jóvenes en otros ámbitos determinantes para nuestro futuro, como la salud. Si de niños nos juntábamos con amigos que fumaban o que no cuidaban su peso, es más probable que nosotros adquiriéramos esos malos hábitos. También están las malas influencias. Si nuestros amigos de juventud eran delincuentes es posible que les sigamos los pasos. El efecto contrario ocurre si nos relacionamos con buenas influencias. El capital social que adquirimos de chicos (tales como conexiones, hábitos y aspiraciones) nos puede servir mucho para mejorar nuestra situación socioeconómica de grandes. 

Uno de los grandes problemas de nuestro país es la falta de movilidad social ascendente en la población de menores recursos. Estudios del CEEY, institución con la que colaboro, muestran que menos de uno de cada cuatro mexicanos que nacen en un hogar muy pobre logra escapar de la pobreza de grande. Alcanzar la cima económica es casi imposible. 

Aunque el estudio se llevó a cabo en EU, es razonable pensar que algunas de sus conclusiones se aplican a México. Para escapar de la pobreza, las amistades de la niñez parecen ser determinantes. Toca explorar la forma de aprovechar esta conclusión para impulsar la movilidad social ascendente que tanto necesita nuestro país.  

*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 18 de agosto de 2022.