Foto: EL PAÍS

Periodistas mexicanas, entre la desigualdad de género y la baja movilidad social

Lucero Hernández García*

Si existe un sector laboral altamente marcado con prejuicios y estereotipos de género, son los medios de comunicación. Las trabajadoras de los medios, como las periodistas, enfrentan prácticas de segregación laboral, desigualdades salariales, violencia de género y otras formas de discriminación interseccional que limitan su acceso a oportunidades.

En México, las mujeres experimentan menos movilidad social ascendente debido a su género, así lo muestran los informes de movilidad social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias. No solo enfrentan barreras para generar ingresos, una vez insertas en el mercado laboral son reducidas a espacios de trabajo operativos, sin posibilidad de ascenso a puestos de liderazgo.

Ser mujer y dedicarse al periodismo en México es destinarse a un camino con oportunidades limitadas porque su falta de representación en los medios es visible en los cargos de dirección, en la cobertura de fuentes de noticias con peso informativo, en la posición que ocupan como fuentes de las noticias y en las narrativas periodísticas.

Es tan marcada la desigualdad de género en los medios que, de seguir así, se necesitarán al menos 67 años más para cerrar la brecha en los medios tradicionales. Esta deprimente proyección forma parte del 6to Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP por sus siglas en inglés), una iniciativa de análisis de noticias con perspectiva de género.1

En México, durante 2020, se revisaron poco más de mil noticias publicadas en 54 medios mexicanos y se encontró que la representación de las mujeres es mínima: 32 de cada 100 noticias las tiene presentes, el resto, a los hombres. Esto influye en la conversación pública.

El predominio de narrativas que involucran a los hombres garantiza una mayor permanencia de este género en posiciones de poder. Pero, no solo se trata de la representación de las mujeres en las noticias, también en la elaboración de las mismas: 46 de cada 100 noticias analizadas en el proyecto GMMP fueron escritas por mujeres; entonces, ¿quién posiciona en la conversación pública los temas de las mujeres?

No se trata de incluir en la agenda mediática más temas femeninos, se trata de construir el camino hacia una igualdad de género que abra oportunidades para todos y no sean los estereotipos o prejuicios los que definan el destino de las personas. La realidad es contraria a este ideal: 8% de las noticias analizadas en 2020 cuestionaron los estereotipos de género; la mayoría escritas por mujeres.

El género de quien escribe la noticia incide en el enfoque de la misma. Al ser mayoría en las redacciones periodísticas, los hombres abordan narrativas donde el mayor peso representativo recae en ellos mismos. Además, en la consulta de las fuentes es notoria la desigualdad de género: mientras los hombres figuran como expertos y voceros, las mujeres son parte de la opinión popular. La agenda política es la que presenta la mayor brecha de género: de cada 100 noticias, las mujeres están presentes apenas en 10; es decir que, en los temas de mayor coyuntura mediática, tienen menor presencia.

El sesgo de género implícito en la asignación de cobertura de fuentes también responde a la segregación laboral. En las mujeres, esta segregación es “horizontal”: mismas fuentes, mismas áreas de trabajo, sin posibilidad de crecimiento profesional. Fuentes como política, economía, energía y deporte son asignadas directamente a hombres. A las mujeres se les destina a temas considerados “blandos”, como sociedad, espectáculos e información general; además, están sobrerrepresentadas en la cobertura de temas de turismo, moda, gastronomía y estilo de vida.

En ello recae que apenas el 22% de 180 puestos jerárquicos en 240 medios a nivel global están en manos de mujeres, pese a que, en promedio, las mujeres representan un 40% del total de periodistas que ejercen la profesión2

En México, la representación femenina en puestos de liderazgo en medios es del 5%, cuando en Estados Unidos es del 44%. Lo peor es cuando vemos el alcance que se había logrado el año anterior, las mujeres lideraban el 11% de los cargos directivos en medios, un retroceso en igualdad de género para el país.

Una respuesta a porqué las mujeres representan menos del 25% de los puestos de dirección en empresas de medios se encuentra en los “techos de cristal”, los obstáculos basados en sesgos de género que impiden o dificultan que accedan a altos puestos de decisión en las organizaciones. Entre estos sesgos, se encuentra que las mujeres son señaladas como el género “débil”, que el ser madres “puede distraerlas del trabajo”, que no tienen “don de mando”, que es difícil para una mujer dar órdenes a un hombre o que incluso éste las cumpla.

El periodismo es un trabajo de constante presión por la urgencia de las noticias y la inmediatez que demanda la presencia digital, es por ello que para las áreas de recursos humanos y los dueños de medios es común pensar que para estar a cargo de una redacción es mejor posicionar a hombres.

La sociedad valora a las trabajadoras por los rasgos de su personalidad, cómo deben ser y comportarse, y no por los conocimientos que tienen. Si las mujeres en puestos de jefatura son amigables y tienen una buena relación con los demás se les considera débiles e incompetentes, pero si no son amigables se les considera competentes.3 Esto no ocurre con los hombres.

En el gremio periodístico, ser mamá con hijos reduce las oportunidades de contratación y, aún más, de crecimiento profesional. A diferencia de los hombres, las mujeres dedican casi 5 veces más tiempo a labores domésticas no remuneradas y de cuidado que los hombres. Si las mujeres con hijos no pueden integrarse al mercado laboral por ser las responsables del trabajo de cuidados, ¿qué opciones quedan para impulsar su movilidad social e inclusión financiera?

El discurso de que «la noticia nunca descansa» se ha convertido en un lema lapidario del periodismo en México, y ha permitido la sobrecarga laboral de los periodistas, pero si consideramos que a las mujeres se les asigna el trabajo de cuidados, la sobrecarga de tareas se multiplica, e impacta no solo en lo laboral, sino también en la salud mental.

Esta distribución desigual del trabajo contribuye a que la labor de las periodistas sea menos visible y menos valorada, lo que se traduce en la brecha salarial. Las mujeres perciben ingresos de 6,000 pesos al mes, en tanto que los hombres obtienen un salario promedio de 7,800 pesos. En cuanto a los ingresos más altos, la proporción de hombres es casi el doble: 3% frente a 1.7% de las mujeres.4

A la desigual distribución del trabajo se suma el sexismo o violencia de género disfrazada de bromas o comentarios que es una constante en el gremio periodístico. El #MeeTooPeriodistasMexicanos de 2019 marcó un antes y después para identificar acciones de violencia de género que formaban parte de lo habitual en el comportamiento entre trabajadores de los medios y acciones permisivas de las empresas informativas, revelando la ausencia de políticas a favor de la igualdad de género y entornos seguros para las trabajadoras.

¿Cómo mejorar la representación y liderazgo de las mujeres en los medios de comunicación? El Informe The Missing Perspectives of Women in News de Fundación Gates5 identifica 4 indicadores clave de igualdad de género que pueden revisar las organizaciones de noticias para reducir la desigualdad de género en sus empresas:

1. Diversidad de género. ¿Cuántas mujeres hay en la organización?
2. Visibilidad de las mujeres en las noticias. De las noticias que se generan, ¿cuál es la proporción de mujeres como expertas y fuentes de información?
3. Mujeres como protagonistas de las noticias. ¿Qué tanta cobertura se da a temas que visibilizan a las mujeres?
4. Cobertura en temas de igualdad de género. ¿Cuál es el compromiso del medio hacia la igualdad de género en la cobertura de noticias?

El Proyecto de Monitoreo Global de Medios destaca la importancia de que las empresas mediáticas construyan políticas de inclusión laboral con perspectiva de género, y de garantizar condiciones salariales dignas y derechos laborales igualitarios.

Los medios de comunicación deben construir protocolos para la prevención de la violencia laboral y de género, así como códigos de ética que consideren la seguridad de las y los periodistas y el acompañamiento cuando son víctimas de violencia. No podemos seguir esperando más tiempo para cerrar la brecha de desigualdad de género. Si no actuamos ahora, el camino se irá haciendo más largo y difícil.

1Observatorio de Medios CIMAC (2021, 30 de marzo). “Proyecto de Monitoreo Global de Medios” (GMMP, por sus siglas en inglés). Who Makes The News (WACC).
2 Arguedas, A. R., Mukherjee, M., & Nielsen, R. K (2023, 08 de marzo). “Mujeres y liderazgo en los medios informativos en 2023: evidencias de 12 mercados”. Reuters Institute for the Study of Journalism.
3Campos, V. R. (2022). “¿Por qué valoramos menos a las mujeres?” Desigualdades. Por qué nos beneficia un país más igualitario. México: CEEY Editorial-Grano de Sal, pp. 102 y 107.
4 Ibid, p. 94.
5Kassova, L. (2020). “The Missing Perspectives of Women in News”. The Bill & Melinda Gates Foundation.

*Coordinadora digital del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Maestra en Comunicación y Medios Digitales, periodista independiente y docente.