Crédito: Arena Pública

Poder económico y poder político

Rodolfo de la Torre

En México el poder político tiene una extraña forma de limitar al poder económico: multiplica el número de millonarios ofreciéndoles condiciones para prosperar aún con un bajo crecimiento económico. Tal florecimiento de las grandes fortunas ocurre pese a una pandemia de por medio, a juzgar por el reciente reporte sobre riqueza del grupo financiero suizo UBS y el análisis de la organización no gubernamental OXFAM.

Entre 2018 y 2022 la economía mexicana no tuvo crecimiento acumulado alguno, mientras a nivel mundial este fue de 6.6%, ambos en términos reales y con poder adquisitivo comparable, de acuerdo con el Banco Mundial. En México, en ese mismo periodo, el número de personas con más de un millón de dólares de riqueza pasó de 109 mil personas a 347 mil, un crecimiento de 218%, mientras en el mundo esta cifra de millonarios creció 40%.

La nueva hornada de ricos en México poco tiene que ver una economía que sortea exitosamente una crisis, como la del COVID-19, o que tiene una vigorosa recuperación. Los nuevos millonarios tienen más que ver con el aprovechamiento de la adversidad económica para extraer ganancias y con los altos rendimientos que se pueden obtener en un país donde las políticas de austeridad favorecen la estabilidad financiera.

Por otra parte, OXFAM reporta que los multimillonarios de siempre siguen prosperando a la sombra del poder político. Las 14 personas con más de mil millones de dólares en el país casi duplicaron su fortuna desde la pandemia, al menos 11 de ellas beneficiándose de concesiones del Estado. Así, los tres hombres más ricos de México, Carlos Slim, Germán Larrea y Ricardo Salinas han podido concentrar casi 7% de la riqueza del país para finales de 2023.

No todo ha sido bonanza para las grandes fortunas en México. La proporción de la riqueza que capta el 1% más rico pasó de 31% del total en 2020 a 28.3% en 2022. Pese a ello, este grupo aumentó su riqueza total de 1.1 billones de dólares a 1.4 billones entre 2020 y 2022, un 24% de aumento, una cifra muy por arriba de la inflación en ese periodo y nada despreciable ante un gobierno que no se cansa de decir que limita al poder económico.

Pese a la ligera reducción de la desigualdad entre el 1% de los más ricos y el resto de la población, resulta claro que el poder económico y el poder político siguen unidos en el propósito común de no elevar de forma duradera la recaudación proveniente de quienes concentran la riqueza. El mayor esfuerzo de esta administración por cobrar adeudos fiscales ha pasado de ser un logro para convertirse en un distractor de una necesaria reforma fiscal.

OXFAM ha advertido que las grandes empresas en México encuentran recovecos legales para pagar tasas efectivas del Impuesto Sobre la Renta de entre 1 y 8%, en vez del 30% contemplado por la ley. A lo anterior se agrega la decreciente recuperación de los adeudos fiscales pese a los mayores esfuerzos recaudatorios. En ambos casos, una nueva legislación fiscal corregiría estos problemas.

Si hay algo que el Reporte Global de Pobreza 2023 de UBS y el documento de OXFAM “El monopolio de la desigualdad” nos dicen, es que aún está pendiente una gran redistribución del poder en México. En los últimos años el poder político en turno pudo haber ratificado, ampliado o cambiado a sus favoritos del poder económico, pero en el fondo la falta de una reforma fiscal sólo ha mostrado consolidar su contubernio.

* Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Columna publicada originalmente en Arena Pública el 24 de enero de 2024.