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¿Por qué ahorran (o no) los mexicanos?

Ana Laura Martínez Gutiérrez1

¿Qué variables determinan si una mexicana o mexicano ahorra? De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (INEGI, 2021), variables sociodemográficas como el género, la edad, los años de educación y el ingreso son determinantes clave de nuestro ahorro. Más aún, hay una correlación entre la periodicidad, variabilidad y forma de recibir el ingreso y cuánto y cómo ahorra una mexicana o mexicano. De igual forma, variables subjetivas, como los niveles de educación financiera, la confianza en las instituciones financieras, los hábitos y costumbres con los que crecimos, así como las de quienes nos rodean, tienen un efecto en nuestras decisiones de ahorro. En suma, nuestras circunstancias de origen —quienes somos y en donde nacemos y vivimos— explican gran parte de nuestros hábitos de ahorro.

Si ahorramos o no, se explica, en gran parte por quienes somos. Sin embargo, nuestro ahorro impacta quienes seremos y, muy probablemente, las circunstancias de origen de nuestros hijos. Así, el ahorro es uno de nuestros poderes clave para generar oportunidades de movilidad social a lo largo de nuestra vida y escapar de nuestras circunstancias de origen. En particular, el ahorro (junto con el acceso a productos financieros como el crédito y los seguros) posibilita inversiones en salud y educación, y aminora el impacto de las emergencias que enfrentamos. De esta forma, potencia las oportunidades a lo largo de nuestras vidas y con ello nuestra movilidad social.

Aunque el ahorro es una de esas herramientas capaces de cambiar nuestro statu quo y potenciar el logro de una movilidad social ascendente, paradójicamente, convertir el ahorro en una meta alcanzable requiere “empujar” a las y los mexicanos fuera de sus patrones habituales. Para ello, resulta necesario partir de una comprensión de las barreras de los distintos grupos, para poder diseñar soluciones que faciliten el ahorro de las y los mexicanos.

Barreras al ahorro en México: Inserción laboral, hábitos y creencias en torno al dinero y los productos financieros

En México existen distintas barreras, tanto estructurales como conductuales, que dificultan el ahorro. Dentro de las estructurales, la calidad del mercado laboral mexicano —que ocupa el lugar 13 de 17 economías latinoamericanas, con base en el Índice de Buenos Trabajos del Banco Interamericano de Desarrollo— afecta la capacidad de ahorro de los mexicanos. Esto debido a los bajos salarios en amplios sectores de la población, así como pagos en efectivo, variabilidad en el ingreso y una alta frecuencia en la recepción de este (hay amplios porcentajes de la población que recibe ingresos diarios o semanales). Al respecto, Del Ángel et al. (2019) mostraron que 78.8% de los mexicanos que recibe ingresos de manera semanal ahorra, porcentaje considerablemente menor al de quienes reciben ingresos quincenales (90.1%) o mensuales (90.0%).

Ahora bien, la variabilidad y dificultad de predecir el ingreso futuro dificultan el cálculo de la capacidad de ahorro de los mexicanos, lo que mina su compromiso por aportar cantidades fijas (que suelen estipular los productos de ahorro formal). Además, el bajo uso de productos financieros intensifica el fenómeno de “ahorradores sin ahorros”: personas que tienen “apartados” o “guardaditos” de manera líquida, pero con poco impacto en la eficiencia o en el aprovechamiento de su dinero. Estas barreras estructurales se compaginan de manera perversa con las barreras conductuales al ahorro. En particular, los bajos niveles de educación financiera, las costumbres y hábitos de ahorro, así como la desconfianza en las instituciones financieras, se vuelven potentes frenos al ahorro en instrumentos formales.

Diseño de soluciones para incentivar el ahorro y potenciar la movilidad social

Aumentar el ahorro de las y los mexicanos implica esfuerzos tanto del sector público como del privado. En el caso del sector público, se requieren esfuerzos para mejorar las condiciones laborales de grupos desaventajados (mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, entre otros), y para promocionar un aumento en la bancarización. Así, y más allá de los conceptos tradicionales de educación financiera, se debe promover una reflexión sobre los hábitos de administración del dinero. Estos tienden a reproducirse de generación en generación e intensifican sesgos del statu quo en la toma de decisiones financieras.

Las instituciones financieras del sector privado deben concentrarse en la innovación de sus productos de ahorro y el acompañamiento de sus clientes. En particular, resulta crucial que dichos productos reflejen las necesidades y se adapten a los modelos de contabilidad mental y a las formas de generar ingreso de los distintos grupos de mexicanas y mexicanos. El sector financiero es el mejor posicionado para promover el uso de instrumentos eficientes de ahorro mediante sus estrategias de comunicación y educación financiera.

Actualmente, la mayor parte del ahorro en México se utiliza para metas de corto plazo y destaca el gasto corriente. En este contexto, aumentar el ahorro y mejorar su impacto en la salud financiera de los hogares requerirá promover decisiones en torno al logro de metas de mediano y largo plazos. Vale la pena mencionar el rol de las afores en el país. Estas tienen una misión —y oportunidad— relevante en brindar ayuda a las y los mexicanos que desean planear el ahorro para su retiro. Tanto las afores como las demás instituciones del sistema financiero son las mejor posicionadas en asesorar a las personas e incentivarlas a superar las barreras para ahorrar que hoy enfrentan.

Empezamos este ensayo argumentando la existencia de una relación entre el ahorro y la movilidad social. Además, subrayamos el rol que juega el contexto de un individuo en su toma de decisiones financieras. Aseveramos que las decisiones de ahorro pueden ser un factor clave para tomar oportunidades y generar movilidad social al facilitar las inversiones en salud y educación en el interior de los hogares mexicanos. Así, concluimos que modificar el comportamiento de los mexicanos en materia de ahorro requiere de esfuerzos del sector público y privado. Ahora bien, ¿cómo logramos que dichos esfuerzos den en el clavo e incentiven a las y los mexicanos para que dejen de reproducir sus condiciones de origen?

A nivel internacional, una multiplicidad de exitosas innovaciones para promover el ahorro ha partido de la aplicación de la economía del comportamiento en el diseño de productos y estrategias de comunicación. Para aprovechar dichas herramientas, la tecnología y el acceso a datos de las y los mexicanos resultan clave para ofrecer mensajes y productos relevantes y lograr así incentivar el ahorro. Segmentar los mensajes es necesario: no puede funcionar la misma estrategia para incentivar que una joven, con un empleo informal, que recibe su ingreso en efectivo de manera semanal, ahorre, a hacer lo mismo con un adulto joven que recibe su ingreso de manera mensual en su cuenta de nómina. Las barreras al ahorro son distintas, sobre todo, los productos y servicios enfocados al ahorro, tanto de corto como de mediano plazo, e incluso para el retiro. Estos deben ser claros en cuanto a las necesidades y características de su público objetivo. Se deben considerar el acceso a la tecnología, los canales, la información y los momentos a los que el usuario acude cuando explora opciones para lograr sus metas de ahorro.

Un diseño efectivo de productos debe ser capaz de motivar el ahorro, al lograr adaptarse a las rutinas diarias de las y los mexicanos. Asimismo, debe tomar en cuenta hábitos y creencias personales y sociales. Solo así, las instituciones financieras podrán aprovechar las interacciones con sus clientes y clientes potenciales para ayudarlos a superar sus barreras al ahorro. Esas barreras estructurales y conductuales hoy dificultan que los hogares de México tomen oportunidades para mejorar sus condiciones de vida, lo que los condena a un bajo nivel de movilidad social.

Bibliografía

INEGI (2021) Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021.
Del Ángel, Gustavo A., Ana Laura Martínez, Cecilia Morelos, Alejandra Núñez, César Reséndiz y Alejandra Villegas (2020) “Transformar el ahorro para el retiro en México”. Amafore, Laboratorio Nacional de Políticas Públicas, CIDE.

* Columna publicada originalmente en Revista Nexos el 1 de diciembre de 2023.

1Consultora en BeWay e Investigadora Asociada Externa del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

2Según la ENIF 2021, 61.4% de los adultos mexicanos ahorran en instrumentos informales.