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¿Qué quiere Musk con Twitter?
Julio Serrano*
Después de dos semanas de resistencia, el pasado lunes el consejo de Twitter aceptó vender la empresa a Elon Musk en 44 mil millones de dólares, en lo que representa una de las transacciones más importantes en la historia del sector tecnológico. ¿Por qué le interesa al fundador de Tesla y de SpaceX adquirir Twitter? Tiempo no le sobra.
No creo que sea por diversión. El precio de la operación no es menor, aun para el hombre más rico del mundo. Para financiarla, dijo estar dispuesto a sacar 21 mil millones de dólares de su bolsa y a garantizar créditos por 25 mil millones de dólares con sus acciones de Tesla. Hay maneras más baratas de entretenerse.
Su motivación tampoco parece ser monetaria, por lo menos en las propias palabras de Musk: “[Comprar Twitter] no es una manera de ganar dinero”, dijo hace unos días. Le creo (a medias). Definitivamente no le será fácil ganar dinero en su inversión. El precio de la acción de Twitter antes de que se anunciara su interés en comprar la compañía era similar al que cerró el primer día que salió a la bolsa hace nueve años. Esto habla de la dificultad de generar valor. Puede que sea más fácil potencializar Twitter como una empresa privada (lejos del escrutinio de los inversionistas públicos y sin la necesidad de enfocarse en resultados trimestrales), pero se vislumbra complicado. Si el interés de Musk fuera puramente monetario, existen múltiples opciones más rentables que Twitter.
Lo que Musk ha dicho que busca al comprar la empresa es proteger la libertad de expresión. Él se ha autocalificado como un “absolutista de la libertad de expresión” y ha declarado que este derecho “es un imperativo social para una democracia funcional”. Ve a Twitter como una “plaza pública digital en la que se debaten los asuntos vitales para el futuro de la humanidad” y considera que es demasiado restrictiva. Le creo (también a medias).
Las razones de mi parcial credulidad a sus declaradas intenciones es que Musk no se puede dar el lujo de actuar solo como un paladín de la libertad de expresión, ajeno al aspecto monetario. La apuesta personal que está haciendo (entre el capital que está metiendo y la deuda que está garantizando) es demasiado grande. Tendrá que someter parte de su idealismo a la realidad del mercado. Si elimina por completo la censura, por ejemplo, lo más probable es que los anunciantes de Twitter (los cuales representan 90% de sus ingresos) estarán renuentes a asociar sus marcas con la plataforma, lo que puede generarle problemas para pagar la deuda.
Por otro lado, también creo que parte del interés de Musk de comprar Twitter (además de proteger la libertad de expresión) es el poder que le da ser dueño y establecer las reglas del juego de la que quizá es la plataforma social más influyente del planeta. Una decisión como dejar regresar a Trump puede tener profundas implicaciones.
Musk no es un inversionista convencional, al que solo le importa el dinero. Pero tampoco es un hermano de la caridad.
*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada en Milenio el 28 de abril de 2022.