Sin un sistema de cuidados no hay un buen desarrollo infantil temprano
El desarrollo infantil temprano (DIT) es el proceso de cambios fisiológicos y neurológicos que ocurren entre el periodo intrauterino y los primeros seis años de vida, los cuales determinan en gran medida las posibilidades de una persona de alcanzar su potencial. Un correcto fomento del DIT representa mayores oportunidades de progreso para los individuos en cuestión, sus familias y la sociedad en general; en ello radica la importancia de implementar políticas públicas enfocadas en esta materia, con el objetivo de igualar las oportunidades, lo cual se verá reflejado en una mayor movilidad social. En este artículo se plantea cómo la movilidad social está fuertemente vinculada con un adecuado DIT, el cual requiere de la construcción de un sistema integral.
La movilidad social, entendida como el cambio en las condiciones socioeconómicas de las personas, comienza desde el inicio de la vida, principalmente a través de la salud de los individuos. Esta movilidad se manifestará años después en logros educativos, laborales y económicos, pero sus determinantes clave estarán dados en la infancia temprana, e incluso por los cuidados prenatales. Por ello, atacar la desigualdad de oportunidades desde los primeros años de vida es crucial, y carecer de un conjunto de políticas, programas y acciones articulados para garantizar los debidos cuidados a la infancia es un problema grave.
La vulnerabilidad socioeconómica y entornos familiares poco favorables son factores internos de las familias que limitan la posibilidad de contar con las condiciones mínimas necesarias para el DIT; asimismo, existen factores externos que obstaculizan dichas condiciones, tales como la oferta escasa de servicios (públicos y privados). En conjunto, dichas causas han generado que la accesibilidad (en calidad y/o cantidad) a bienes, acciones, servicios y condiciones propicias para el DIT de la población de 0 a 6 años se viera limitada, particularmente en la población bajo condiciones de vulnerabilidad socioeconómica. Los efectos derivados de esta problemática son considerados a corto y largo plazo: en el primero de los casos, se limita la capacidad de aprendizaje y habilidades psicosociales, derivando en un bajo desempeño académico y productivo; en el segundo de los casos, los efectos se vuelven acumulativos, presentando riesgos de pérdida de oportunidades que se traducen en menos opciones de movilidad social.
Actualmente, en México se cuenta con 41 programas incidentes en el DIT, de los cuales 22 se centran en la salud, alimentación y nutrición; 8 en enseñanza inicial, 7 en cuidado infantil y solo 4 en estimulación temprana. Sin embargo, existen fallas en la calidad y cobertura, principalmente en la focalización por grupo de edad, la cual representa un obstáculo limitante de la capacidad de cobertura (Becerra, 2023).
De acuerdo con la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México (ESRU-EMOVI 2017), si se comparan lugares que cuentan o no con servicios de cuidado infantil, se observa que solo el 32% de las mujeres con mayor desventaja económica supera su condición socioeconómica cuando su comunidad no cuenta con servicios de cuidado, pero cuando sí se cuenta con acceso, el 63% de las mujeres que nacieron en los hogares más pobres pueden superar su situación de origen. Esta diferencia de porcentajes trae como consecuencia la desigualdad de oportunidades, aquellas explicadas por circunstancias fuera del control de las personas, de las cuales el 11% se determina por la protección social, los cuidados infantiles y otros servicios de cuidados, cifra que aumenta a 38% para las personas que se encuentran en mayor desventaja socioeconómica (CEEY, 2022).
Uno de los programas que beneficiaba al desarrollo de la infancia temprana y permitía que las mujeres pudieran dejar el trabajo no remunerado e incorporarse al mercado laboral era el Programa de Estancias Infantiles (PEI) que surgió en 2007. El presidente López Obrador anunció que su gobierno detectó corrupción en el PEI, y por ello su cancelación. El cambio consistió en eliminar beneficios económicos a las estancias para, en cambio, darles $1,600 pesos bimestrales a los padres de familia para el cuidado de los infantes. Como tal, la asignación directa del recurso no garantiza que vaya directamente al cuidado de la primera infancia. Además, no existe un mercado que cubra la demanda por este tipo de servicios, y de existir, no necesariamente es accesible por un monto de $1,600 pesos bimestrales. Sobre este aspecto, la Auditoría Superior de la Federación ha señalado que el programa que sustituyó al PEI carece de reglas claras para su afiliación, de protocolos de operación y hasta de objetivos buscados con la entrega del dinero de manera directa, lo que perjudica a las personas cuidadoras que requieren apoyo para el cuidado de sus hijos, sobre todo en los primeros años de vida. El Coneval destaca que el programa debe contar con un protocolo para supervisar o dar seguimiento al cuidado infantil que se procura con el apoyo y que permitiría que las madres, padres o tutores dispongan del tiempo o interés para buscar trabajo, continuar trabajando o estudiar1.
Es importante avanzar en la construcción de una estrategia integrada definiendo un mando efectivo para coordinar los esfuerzos, ahora dispersos, establecer un currículo mínimo del sistema de cuidados a la infancia temprana, eliminar duplicidades y fortalecer complementariedades de las políticas vigentes y ampliar la cobertura y acceso de los servicios de atención a los menores de tres años. En el CEEY proponemos la implementación de un Sistema Integral de Desarrollo Infantil Temprano coordinado bajo el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), a través de la Comisión Permanente de la Primera Infancia, misma que tendrá la labor de enfocarse en la implementación de un enfoque de derechos bajo la intención de ofrecer más igualdad de oportunidades de desarrollo para la infancia, así como coordinar, promover, aplicar y dar seguimiento a los asuntos relacionados al DIT.
La construcción de un sistema integral para el DIT requiere de algunos elementos básicos dentro de tres ejes principales: primero, contar con un paquete básico universal que incluya el cuidado prenatal y de la madre, el desarrollo físico, el desarrollo de lenguaje/comunicación, el desarrollo motor (fino y grueso), así como el desarrollo emocional y cognitivo. Los campos de atención del DIT deben concentrarse en la educación preescolar y en la procuración del bienestar. El segundo eje consiste en contar con políticas públicas para una atención integral, como son programas de alimentación, nutrición y salud, programas de educación de los padres que abarque la difusión de buenas prácticas de crianza. Es importante también que estas políticas públicas incluyan la expansión y fortalecimiento de los centros de cuidado infantil y las guarderías, la profesionalización de los servicios de DIT y los centros de educación preescolar, así como el combate a la pobreza y políticas de inclusión y protección social. El tercer eje lo componen los actores principales, sujetos a regulación, que incluyen la familia, los Centros de Cuidado Infantil (IMSS, ISSSTE, DIF, Bienestar), los Jardines de niños (SEP), las instituciones de gobierno como el SIPINNA, la Secretaría de Salud, la SEP, la Secretaría del Bienestar y el DIF.
En el CEEY creemos que con la construcción de un sistema integral de DIT se plantea un componente clave de un Sistema de Cuidados más amplio, el cual, a su vez, formaría parte de una necesaria protección social universal. También es una estrategia para alcanzar la igualdad de género, apoyando en los diversos campos de atención y políticas públicas que tanto la madre como los infantes requieren en esta importante etapa del ciclo de vida. Además de los beneficios para la población sujeta de cuidado, contar con un Sistema de Cuidados que fortalezca el cuidado infantil en etapas tempranas facilita que la mujer se pueda incorporar al mercado laboral y dejar así el trabajo no remunerado para comenzar a recibir prestaciones que le ayuden a mejorar su movilidad social y la de las siguientes generaciones.
*Investigadora del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Artículo publicado originalmente en Nexos el 1 de junio de 2023.
1Ficha de monitoreo 2020-2021, Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras. Coneval.