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¿Tiene derecho la 4T a cambiar la ideología educativa?
Julio Serrano*
La 4T está llevando a cabo cambios profundos a los planes de estudios del país para reflejar su ideología. Niños y jóvenes aprenderán los beneficios de un modelo “decolonial” mientras minimizan la importancia de la ciencia y desdeñan el pensamiento neoliberal que supuestamente prevalece.
El otro día, en una comida, un amigo hizo una pregunta que me puso a reflexionar: ¿tiene derecho el gobierno de López Obrador a cambiar el currículo académico nacional de acuerdo con sus principios ideológicos?
Mi reacción inicial fue un determinante no; la educación debe estar más allá de la política. Pero tras meditar un poco mi posición es menos tajante. Sigo pensando que en muchos aspectos la respuesta es negativa, aunque ahora considero que en otros sí tiene derecho a hacerlo.
Empiezo por el por qué sí. López Obrador fue elegido de manera abrumadora para liderar el país. Tiene un mandato contundente. Su victoria puede interpretarse como una muestra de que la mayoría de la población comparte su ideología. ¿Por qué no entonces usar su mandato para inculcarla al ámbito educativo? Asimismo, vale la pena notar que el gobierno de la 4T no es el único que ha tratado de imprimir su ideología en la educación. Gobiernos del pasado (y del mundo) también lo han hecho.
Hay muchos temas docentes que están sujetos a interpretación, en particular los que tienen que ver con las ciencias sociales y la historia. Dicen que la historia la escriben los ganadores. La frase se refiere a los ganadores de las batallas, pero también se puede aplicar en cierto grado a los de las elecciones en turno. Un gobierno de derecha pondrá más énfasis en la importancia del mercado y criticará la intervención del Estado en la economía, mientras que uno de izquierda tomará la posición contraria.
Donde difiero es en querer privilegiar la ideología por encima de las prioridades de la educación. Un sistema educativo eficiente debe preparar a niños y jóvenes para enfrentar el mercado laboral que les espera y así ganarse la vida. Esa es su principal responsabilidad. Si la ideología impide que suceda entonces será un fracaso.
Aunque desde ahora podemos anticipar este resultado, lo cierto es que tendríamos que esperar décadas para confirmarlo: cuando los niños educados bajo el nuevo esquema ideológico busquen colocarse en empresas que compiten a escala global.
Sin embargo, para mi absoluto asombro, la propia 4T parece estar concediendo desde ahora este desenlace. En el Plan de Estudios de Educación Básica que se aplicará para el ciclo escolar 2022-2023, la SEP afirma que “tampoco es función de la escuela formar capital humano desde preescolar hasta la educación superior para responder a los perfiles que establece el mercado laboral.”
Sí, leyó usted bien, el gobierno no considera que sea su responsabilidad preparar a la juventud para conseguir trabajo. Puede que tenga derecho de imponerles su ideología, lo que no se vale es dejarlos sin las herramientas para mantener a sus familias.
*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada en Milenio el 25 de agosto de 2022.