Trayectorias de movilidad social de mujeres indígenas en México

Alicia Martínez Lara 

Participante en la XIV Escuela de Verano sobre Movilidad Social

La población indígena experimenta una mayor persistencia intergeneracional y está principalmente concentrada en la parte inferior de la distribución de recursos económicos. Además, se observa un patrón de movilidad social diferenciado según el tono de piel de las personas, donde las personas con tonos de piel más claros tienen una mayor probabilidad de ocupar posiciones más altas en la distribución de recursos económicos en comparación con quienes tienen tonos de piel más oscuros, según lo reporta Monroy-Gómez-Franco (2022).

En un estudio llevado a cabo por Campos-Vázquez y Medina Cortina (2019), se descubrió que las personas con tonos de piel más claros presentan, en promedio, 1,4 años adicionales de escolaridad y ganan un 53% más de ingresos por hora que sus contrapartes de piel más oscura. Los individuos con tonos de piel más oscuros se sitúan en el percentil más bajo de la distribución actual de riqueza en comparación con aquellos con tonos más claros. Además, los resultados de la investigación señalan que el grupo de tono de piel más oscuro experimenta una mayor movilidad descendente.

Si la cultura está asociada a la etnicidad, se deduce que las sociedades multiétnicas son más desiguales, lo que implica que los individuos participan en el proceso de producción con cantidades desiguales de activos económicos y sociales. La desigualdad en los bienes sociales se refiere a las diferencias políticas y culturales entre grupos étnicos, las cuales tienen raíces históricas determinadas por su contexto y desarrollo (Figueroa y Barrón, 2005).

La literatura también evidencia desigualdades entre hombres y mujeres en cuanto a la movilidad social que experimentan. Al respecto, Dyhouse (2001) encontró que la movilidad social ascendente se produjo para todos los hombres, pero no para las mujeres, ambos graduados de universidades inglesas. En el caso de México, el análisis de Torche (2015) sobre la movilidad social intergeneracional por género revela dos problemas significativos: la baja movilidad social y la alta persistencia del estatus socioeconómico, influenciados tanto por la zona geográfica como por el género. Las mujeres tienen una mayor probabilidad de descender en la escalera social, lo que se ve afectado por su limitada participación en el mercado laboral. Además, la población indígena tiene cuatro veces más probabilidades de vivir en pobreza (Krozer, 2019).

A pesar de estas estadísticas desalentadoras, en el país existen algunos casos de mujeres de origen indígena cuyo espíritu irreverente las ha llevado a desafiar las expectativas. Por ejemplo, Eufrosina Cruz ganó las elecciones para presidenta municipal de Santa María Quiegolani en Oaxaca, aunque su nombramiento no fue reconocido debido a usos y costumbres locales. Con el tiempo, dirigió la Comisión de Asuntos Indígenas e impulsó la modificación de la Constitución para reconocer el derecho de las mujeres indígenas al voto activo y pasivo, una medida que también fue adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Ante estas adversidades, Marichuy (María de Jesús Patricio Martínez), originaria de Tuxpan Jalisco, desafió las circunstancias y se postuló como candidata independiente a la presidencia de la república en 2018. Aunque no logró recabar los votos necesarios para aparecer en la boleta presidencial, su participación representa un acto de resistencia y lucha por cambiar la realidad.

Otro destacado ejemplo es Yalitza Aparicio Martínez, embajadora de las Naciones Unidas para los pueblos indígenas, quien ha logrado convertirse en una de las voces más influyentes. Apareciendo en revistas como Time, Vanity Fair y Vogue, Yalitza desafía los estándares tradicionales de belleza, destacando su rostro moreno y rompiendo con los estereotipos predominantes.

En conclusión, es fundamental cambiar el enfoque y poner en el centro a la población que enfrentan múltiples desafíos, como son las mujeres indígenas de piel oscura que crecieron en zonas rurales y hablan una lengua indígena, quienes merecen oportunidades y resultados de vida distintos. Es responsabilidad de todos y todas contribuir al cambio de la realidad para las mujeres indígenas de México y así construir una sociedad más inclusiva y justa.

 

Referencias

Campos-Vázquez, R. M. y Medina-Cortina, E. M. (2019). Skin Color and Social Mobility: Evidence from Mexico. Demography56(1), 321–343.

Dyhouse, C. (2001). Family Patterns of Social Mobility through Higher Education in England in the 1930s. Journal of Social History, 34(4), 817–842.

Figueroa, A. y Barrón M. (2005). Inequality, Ethnicity and Social Disorder in Peru, Working Paper. Centre for Research on Inequality, Human Security and Ethnicity (CRISE) Queen Elizabeth House, University of Oxford.

Monroy-Gómez-Franco, L. (2022). Shades of social mobility: Colorism, ethnic origin and intergenerational social mobility, The Quarterly Review of Economics and Finance.

Krozer, A. (2019). Élites y racismo: el privilegio de ser blanco (en México), o cómo un rico reconoce a otro rico. Nexos.

Torche, F. (2015). Gender differences in intergenerational mobility in Mexico. Documento de trabajo CEEY no. 11/2015. Centro de Estudios Espinosa Yglesias.