Movilidad social para las mujeres… una cuenta pendiente en México
María de Jesús Vargas Villa
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Ser mujer en México da miedo, y no solo por lo que vemos, oímos y leemos a diario en los medios de comunicación acerca de la violencia de género, los feminicidios, la penalización por elegir abortar, solo por mencionar algunas razones. Nacer con este sexo, en este país, puede significar insuficiente acceso a derechos básicos como la educación, un trabajo óptimo y un desarrollo profesional deseado.
Históricamente ha existido una explotación social y económica de las mujeres, tal como sugiere Silvia Federici en su libro Revolución en punto cero, en donde se refiere al trabajo doméstico como:
«Este fraude que se esconde bajo el nombre de amor y matrimonio nos afecta a todas, incluso si no estamos casadas, porque una vez que el trabajo doméstico está totalmente naturalizado y sexualizado, una vez que ha pasado a ser un atributo femenino, todas nosotras como mujeres estamos caracterizadas por ello» (Federici 2013, pág. 39).
¿Para qué o por qué mencionar el trabajo doméstico y de cuidados en el hogar? La respuesta es sencilla, diversas investigaciones realizadas acerca de la inclusión de las mujeres en el mercado laboral —y en específico en México— apuntan a que uno de los grandes impedimentos para que las mujeres tengan un trabajo formal, de tiempo completo, con prestaciones y que alcancen puestos altos y bien pagados, es el trabajo no remunerado de cuidado y doméstico que realizan en sus hogares.
En este sentido, conforme a De Melo (2019) el 41 % de las mujeres están excluidas del mercado laboral debido a que no tienen a alguien que sustituya sus actividades de cuidado en el hogar. En otro estudio realizado por Mancini (2019), se encuentra que las trayectorias laborales de las mujeres son intermitentes comparadas con la de los hombres debido, nuevamente, al rol de cuidados que «debe» realizar en el hogar. Específicamente, se identificó que el perfil de una mujer destinada a mayor trabajo no remunerado es aquella que está en edad reproductiva, casada y que tiene 2 hijos o más.
Entonces, ¿el costo de ser o querer ser madre es no tener una carrera laboral exitosa? Pareciera que lamentablemente la respuesta es sí. De acuerdo con una investigación reciente realizada por Aguilar, Arceo y De la Cruz (2019), las mujeres en México ven reducidas las horas de trabajo remuneradas, salarios y las ganancias mensuales desde el primer trimestre de gestación y alcanzan sus valores más bajos en el nacimiento y primeros meses del bebé, y por el lado contrario aumentará el número de horas que dedicarán a trabajo no pagado.
Que las mujeres tengan un desarrollo profesional es un derecho, que pareciera solo puede ser alcanzado a través de políticas públicas que permitan sustituir el trabajo doméstico y de cuidados en el hogar, acciones que fomenten la paternidad responsable y un sistema de protección social universal; por mencionar algunas de las propuestas más comunes expresadas en investigaciones e informes de organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres.
Si las mujeres tienen una inserción en el mercado laboral igual que la de los hombres, contribuirá no solo a que cumplan sus metas o sueños, también podrán ser independientes económicamente, aspirar a un ahorro para la vejez, tener una inclusión financiera real y, con ello tal vez, alcanzar una movilidad social.
El cuidado del hogar y la familia es un acto de amor, pero sobre todo es tiempo y esfuerzo, es trabajo (Güémez Graniel).
Referencias:
Aguilar-Gomez, S., Arceo-Gomez, E., & De la Cruz Toledo, E. (2019) «Inside the Black Box of Child Penalties». SSRN, 44.
De Melo, G. (2019) «Determinantes intergeneracionales de exclusión laboral y autopercepción de discriminación». Documento de trabajo CEEY, Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
Federici, S. (2013) Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas. Madrid: Traficantes de sueños.
Mancini, F. (2019) «Movilidad social intrageneracional y desigualdades de género en México». Documento de trabajo CEEY, Centro de Estudios Espinosa Yglesias.