Foto: El Universal

Sindicatos de Aeroméxico, contra la pared

Julio Serrano*

Ayer los sindicatos de pilotos y de sobrecargos de Aeroméxico votaron una propuesta de la administración para reducir sus prestaciones. Aunque al momento de escribir esta columna no se habían dado a conocer los resultados definitivos, todo apunta a que la aprobarán. Lo cierto es que no tienen mucha opción. La alternativa es que la aerolínea se vaya a concurso mercantil y que ahí se reestructuren sus prestaciones.  

La aviación mundial ha sido muy golpeada por la pandemia y la mexicana no es la excepción. De hecho, ha sido de los más afectadas. Mientras que muchos gobiernos impulsaron programas de rescate para sus aerolíneas, el mexicano no ofreció ninguna ayuda. Todas las líneas aéreas nacionales han sufrido, pero las que ya acarreaban problemas financieros (Interjet) y las que contaban con estructuras de costos muy altas (Aeroméxico) han sido particularmente dañadas. Es probable que Interjet no sobreviva. Aeroméxico está en la cuerda floja.  

La precaria situación financiera de la aerolínea la forzó a declararse en quiebra bajo las leyes de EU y a negociar un crédito de mil millones de dólares con Apollo Global Management. Hasta ahora solo ha recibido cerca de 400 millones. Los 600 restantes están sujetos a que logre reestructurar sus costos laborales. La fecha límite era ayer. Sin la entrada de ese dinero, no podrá operar y caerá en concurso mercantil. Era difícil para los sindicatos tener fuerza en las negociaciones ante un contexto como este.  

Un factor que complicó aún más la posición de los sindicatos es que, lleguen o no a un acuerdo con los directivos de Aeroméxico, las perspectivas de los accionistas son poco alentadoras. Es probable que pierdan su inversión bajo prácticamente cualquier escenario. Esto significa que no les preocupa tanto si la aerolínea cae en concurso mercantil, lo que fortalece la mano de la administración.  

La única manera en que los directivos aceptarían un acuerdo con los sindicatos es si los términos son lo suficientemente favorables para que la estructura de costos laborales de Aeroméxico sea viable de largo plazo. De lo contrario, optarán por la vía del concurso mercantil, donde las posibilidades de romper los contratos colectivos son mayores.  

El panorama es poco alentador y no solo para los sindicatos. A diferencia de otros casos en los que los trabajadores pierden y los accionistas ganan, en Aeroméxico pinta a que ambos perderán. La pandemia, los costos laborales y las deudas se han encargado de que no haya ganadores. El daño es tan grande que se ve difícil que los accionistas recuperen su inversión aun con una negociación favorable con los sindicatos. Y tampoco quieren un desenlace desproporcional que detone una situación como la de Mexicana, en la que el accionista principal sigue enfrentando demandas legales a seis años de su quiebra.  

El mejor escenario es que Aeroméxico se restructure de fondo y que vengan nuevos accionistas para sacarla adelante. 

*Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 28 de enero de 2021. 

2021-01-28T16:45:46-06:00