Destino saludable en origen saludable
Un antiguo proverbio árabe indica que «aquel que tiene salud tiene esperanza; y aquel con esperanza lo tiene todo». Desde nuestra primera infancia tener buena salud determina en gran medida nuestra vida futura. Ciertamente, estar saludable otorga la expectativa de una vida larga, en donde un gran número de posibilidades de ser o hacer lo que uno desea puede materializarse. Menos cierto es que esta esperanza nos proporcione todo, pero sin duda nos da lo fundamental, el poder desplegar el esfuerzo propio en la búsqueda de lo que nos es importante.
Pero, más allá de esta alentadora idea, ¿de qué tanta salud gozamos? ¿Cómo fue nuestra salud en nuestra infancia? ¿Dónde nos encontramos en comparación con la de otros? ¿Cómo podemos esperar que nuestra salud cambie al cambiar los factores que más la afectan? ¿Cómo afecta nuestra salud ahora a las siguientes generaciones?
El Simulador de Movilidad Social del CEEY tiene como uno de sus objetivos establecer una aproximación del nivel de salud del que gozamos. En último término la salud es un asunto personal que depende de una multiplicidad de factores, sobre algunos de los cuales no tenemos ningún control, desde nuestras condiciones al nacer hasta el acceso a servicios médicos, pasando por nuestros propios hábitos para su cuidado. Sin embargo, una guía de la situación por la que podemos atravesar son los años adicionales que en promedio suele vivir el grupo al que pertenecemos. Esta esperanza de vida se define según nuestra edad, sexo, lugar de residencia y años de escolaridad.
Al comparar los años esperados de vida con el máximo que se ha alcanzado internacionalmente para nuestro grupo, tenemos una primera idea de nuestro logro en salud. Si, por ejemplo, en Japón se viven 89 años y en México 79, apenas estamos logrando el 89 % de lo que sabemos es posible. Este logro, o directamente los años esperados de vida, lo podemos comparar con el de otros, por ejemplo, con el de nuestros padres, y así saber cómo se ha progresado de una generación a otra o lo que falta para que tal progreso ocurra en distintos grupos. Esta última comparación nos da el grado de movilidad social intergeneracional en cuanto a la salud, el segundo objetivo que persigue el simulador.
Finalmente, el Simulador de Movilidad Social aprovecha la estrecha relación que suele haber entre el nivel de escolaridad y la esperanza de vida para plantear lo que podría ocurrir con los años de vida de una persona si continuara estudiando. Diversas investigaciones han documentado que a más años de escolaridad suele haber una vida más larga. Por supuesto, esto varía de una persona a otra según otras circunstancias y su propio comportamiento. Sin embargo, muchas de estas circunstancias y comportamientos están asociados a los años de estudio. Para el caso de México, se aumenta un año de vida con tres años de escolaridad para los hombres y cuatro años de escolaridad para las mujeres.
Buena parte de nuestro destino está moldeado por nuestras condiciones de origen, esto es verdad para la salud como para otros asuntos. Sin embargo, origen no tiene por qué ser destino. Si no podemos cambiar las condiciones que tuvimos en nuestro origen, sí podemos cambiar las condiciones de nuestras próximas generaciones. Acércate al Simulador de Movilidad Social del CEEY para descubrirlo con más detalle y saber cómo es tu movilidad en salud.
Descargar nota técnica: «Construcción de escenarios de salud, educación y trabajo para el Simulador de Movilidad Social».