Los apellidos en la movilidad social, una alternativa de estudio para México
Determinar las características de la movilidad social requiere del análisis de diversos elementos que conforman, de una u otra forma, el estatus socioeconómico de las personas de manera individual o colectiva a lo largo de un determinado periodo. Los estudios integran elementos tales como educación, ingresos, acceso a sistemas de salud, condiciones laborales y otras dimensiones del espectro socioeconómico de origen y destino de las personas, con información normalmente recabada a través de diferentes encuestas estructuradas específicamente para este propósito.
Por lo anterior, el diagnóstico de la movilidad social en México se restringe, primariamente, a los cambios en el estatus de las personas a lo largo de dos generaciones: no se lleva a cabo un análisis que abarque las variaciones socioeconómicas en más de dos generaciones.
Sin embargo, aun en aquellos países en los que sí se cuenta con la información requerida, el panorama de la movilidad social cambia de manera significativa al integrar el análisis de los apellidos en los estudios, como lo muestra el economista británico Gregory Clark en su libro El sol no sale para todos: la persistencia del estatus socioeconómico en países con índices de movilidad tan alejados entre ellos como los de Suecia, Estados Unidos y la India (lugares 4, 27 y 76 en el Índice de Movilidad Social del Foro Económico Mundial) sugiere tasas de movilidad social más bajas de lo que los resultados de las mediciones convencionales arrojan. Clark nos hace ver que, en términos de movilidad social, ni Suecia está tan bien como parece, ni Estados Unidos está tan mal.
De aquí que la inclusión de los apellidos en el análisis de la movilidad social represente una interesante alternativa de estudio que tiene el potencial de permitirnos remodelar políticas y acciones con una perspectiva más integral y de mayor alcance. Los estudios actuales que nos hacen notar las marcadas diferencias regionales en nuestro país se complementarían de forma considerable al permitirnos contrastar los resultados obtenidos con las características observadas y darnos la oportunidad de elaborar estimaciones más precisas.
El tipo de análisis realizado por Clark y sus colaboradores le permitió desarrollar un sencillo enfoque de movilidad social, apoyado por una ley igualmente sencilla pero que, en palabras del autor, conlleva importantes consecuencias en lo que toca a las estimaciones de las tasas y la naturaleza de la movilidad social. Esto apunta a la posibilidad de aplicar dicho enfoque para remodelar y reforzar los esquemas convencionales de análisis con información adicional del estatus socioeconómico subyacente de las familias y así calcular con mayor exactitud las correlaciones de movilidad social intergeneracional, una alternativa que vale la pena explorar para determinar si la movilidad en México comparada con otros países es en realidad tan baja como lo pensamos.