Por un bien común: mayor movilidad social y menores desigualdades
Alexis Murillo Corona
Participante en la XIV Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Las sociedades cambian. Una premisa fundamental pero que es relevante recordar ante condiciones desfavorables afianzadas por estructuras dominantes. Un problema estructural concreto es la desigualdad, o desigualdades, que perpetúa un sistema de exclusión y concentración de oportunidades. La desigualdad es un concepto que han cambiado con el paso del tiempo, incluso se considera que es un problema heredado e histórico que no se podrá eliminar, y que incluso puede ser considerado un ejemplo de patología pública o social, es decir, una «enfermedad» interna, problema o disfunción social que se consideran perjudiciales para la sociedad (Neuhouser 2022) y que no permiten un desarrollo saludable de la vida pública.
Sin embargo, la desigualdad en México es un problema que daña la vida diaria de sus habitantes. Ante esto es relevante reconocer y llevar a la práctica alternativas para su reducción. Las instituciones públicas, privadas y la sociedad en general deberán abrazar una agenda por una mayor movilidad social para la reducción de desigualdades. Se requiere una agenda por el bien común para disminuir las desigualdades existentes en el país.
La desigualdad económica tiene consecuencias en todos los niveles, incluso en términos democráticos, porque en sociedades más desiguales existe mayor posibilidad de que el poder económico tenga mayor influencia sobre el poder político. La desigualdad es el pecado original que ha limitado el desarrollo del país y que tiene como consecuencia que las personas en situación de pobreza se beneficien poco del desarrollo que se ha vivido (Campos-Vázquez 2022). Ahora bien, no es la única desigualdad relevante y existente, sino que las disparidades en términos educativos, laborales, raciales, sexuales, de género e incluso por el tono de piel son desigualdades estructurales que inhiben la movilidad social de las personas y evitan la consolidación del bien común sólido. Las desigualdades son problemas estructurales que requieren de políticas públicas focalizadas en el bienestar colectivo.
De acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) la movilidad social se refiere al cambio en la condición socioeconómica de las personas. Este cambio puede implicar mejoras o retrocesos en riqueza, educación, ocupación, ingresos, salud, entre otras dimensiones sociales y económicas. La movilidad social refleja el nivel de igualdad de oportunidades entre la población (CEEY 2023). Nos permite ver en qué posición nos encontramos y sobre todo ante que retos nos enfrentamos.
«Origen es destino». Una frase que sintetiza la condena de la realidad social. En su libro El sol no sale para todos, Gregory Clark argumenta que se puede predecir el resultado que tendrá un niño en la vida al momento de su nacimiento. En su obra realiza un rastreo de los apellidos de las familias ricas a lo largo de varias generaciones, y en diferentes países como Inglaterra, China, Estado Unidos o Japón. Los apellidos son un instrumento para medir la movilidad social intergeneracional porque «el estatus social se hereda tan fuerte como cualquier característica biológica» (Clark 2021). Existe una clase privilegiada que ostenta la riqueza y las oportunidades. Para combatir esta realidad de concentración y exclusión se requiere de una intervención del Estado para que se corrijan las fallas del mercado, se obtengan resultados más equitativos con la creación un sistema nacional de cuidados y se desarrollen programas de transferencia universal para grupos en mayor situación de vulnerabilidad (Campos-Vázquez 2022). Esto solo es posible conseguirlo si el gobierno y la sociedad abrazan una agenda colectiva que permita crear las condiciones necesarias y suficientes para desarrollar una mayor movilidad social.
Los grupos de individuos pueden compartir un objetivo o una meta en común, es decir, reconocerse como miembros de un colectivo y coordinarse para cooperar. La acción colectiva nace del interés de grupos por lograr un objetivo concreto, sin embargo, es posible que aún con la unificación de los individuos este no pueda cumplirse, ya que su obtención puede depender de las realidades políticas existen o incluso puede ser determinado por externalidades incontrolables (Shepsle 2010).
Estas condiciones o escenarios que permiten crear un bien concreto para un grupo se llama bien público, aunque pueden existir individuos dentro del colectivo que no aspiren o no trabajan para llegar a este fin, cada miembro disfruta de los beneficios de los bienes públicos sin importar que haya o no participado para su obtención (Shepsle 2010). Un bien público tiene dos características esenciales: no es excluyente y el hecho de ser disfrutado por un miembro del colectivo, el beneficio no se reduce ni se disminuye para cualquier otro. Los ejemplos clásicos de bienes públicos son: alumbrado público, parques públicos, el aire limpio y la defensa nacional (Ostrom y Ostrom 1997).
Se debe puntualizar que los bienes públicos y el bien común son conceptos relacionados, pero no son lo mismo. El bien común se refiere a los intereses, valores y objetivos compartidos que son esenciales para el bienestar de una comunidad. Es un conjunto de relaciones sociales que requieren de intereses comunes para reunir condiciones beneficiosas para el logro de objetivos similares (De la Torre 2022). Este conjunto cumple compromisos voluntariamente compartidos y permite a los seres humanos alcanzar su potencial de hacer y ser lo que tienen razones para valorar. El bien común va más allá de la obtención de bienes públicos a través de la acción colectiva, es decir, el bien común es una ruta que los colectivos asumen para obtener un bienestar general.
Un ejemplo valioso son los programas de desarrollo impulsado por la comunidad. Según el Banco Mundial, cuando las comunidades tienen acceso a reglas claras y transparentes, información, apoyo técnico y financiero adecuados pueden organizarse para determinar sus prioridades y abordar los desafíos de desarrollo locales trabajando en asociación con gobiernos locales y otras instituciones para crear infraestructura pequeña, prestar servicios básicos y mejorar la subsistencia. Esta perspectiva de desarrollo impulsado por la comunidad se ha utilizado como enfoque para combatir la pobreza y reducir las desigualdades, de igual manera, este enfoque es operativo en situaciones de fragilidad, conflicto y violencia (Banco Mundial 2023). Si bien estos programas tienen directrices de acción, son un claro ejemplo de los resultados que puede tener la acción comunitaria. La generación de bienes colectivos desde abajo.
Esto solo es posible en un escenario donde el bien común reine. Existen cinco dimensiones necesarias para analizar una dinámica de bien común y son: agencia, humanidad, estabilidad, gobernabilidad y justicia. Estas siguen una ruta, es decir, una dirección concreta que se denomina impulso normativo del bien común. Inicia en la agencia y termina en la humanidad. Se debe generar una dinámica social que produzca y enriquezca un sistema en equilibrio de bienes comunes, o lo que podemos llamar un nexo de bienes comunes (Nebel, Garza-Vázquez y Sedmak 2022). El nexo representa el conjunto de decisiones y prácticas apropiadas a lo largo del tiempo. Se requiere la intervención del gobierno para crear condiciones que propicien las dimensiones del bien común y se priorice la acción comunitaria. Las desigualdades deben ser atendidas de frente por toda la sociedad, para tener un México más justo y con mayor movilidad social.
Referencias
Banco Mundial (27 de marzo de 2023). Desarrollo impulsado por la comunidad. Obtenido de Banco Mundial BIRF AIF: https://www.bancomundial.org/es/topic/communit ydrivendevelopment#2
CEEY (15 de Julio de 2023). ¿Qué es movilidad social? Obtenido de Centro de Estudios Espinosa Yglesias: https://ceey.org.mx/movilidad-social/
Clark, G. (2021). El sol no sale para todos. Apellidos e historia de la movilidad social. Ciudad de México: CEEY Editorial.
De la Torre, R. (2022). Organizing Common Good Dynamics: Justice. En M. Nebel, O. Garza Vázquez, & C. Sedmark, A Common Good Approach to Development Collective Dynamics of Development Processes (pp. 219-249). Open Book Publishers.
Nebel, M., Garza-Vázquez, O., & Sedmark, C. (2022). A Common Good Approach Collective Dynamics of Development. Cambridge, UK: Open Book Publishers.
Neuhouser, F. (2022). Diagnosing Social Pathology: Rousseau, Hegel, Marx, and Durkheim. Cambridge: Cambridge University Press.
Ostrom, E., & Ostrom, V. (1997). A Different Approach to the Study of Public Administration. Public Administration Review, 203-216.
Shepsle, K. (2010). Analyzing Politics. Rationality, Behavior and Institutions. New York and London: W.W. Nort and Company.
Campos-Vázquez, R. (2022). Desigualdad. Por qué nos beneficia un país más igualitario. Ciudad de México: Grano de Sal y CEEY Editorial.