¿Cuáles son los obstáculos para la movilidad social en México?

Existen múltiples barreras que impiden el desarrollo del potencial de las personas, frenando la movilidad social en México y afectando las posibilidades de prosperidad de nuestro país.

Muchos de esos obstáculos se encuentran fuera del control de los individuos y otros se generan internamente cuando las aspiraciones de las personas se enfrentan con un entorno de estancamiento que pareciera ser insalvable. La pobreza, la ineficiencia de los sistemas de salud, la educación de baja calidad o poca pertinencia, las dificultades de acceso al empleo de calidad, la discriminación laboral y la exclusión financiera son algunos de los factores que limitan el desarrollo social y económico de México.

¿Ya imaginaste tu futuro?

Las cambiantes condiciones sociales y el deterioro de la economía han generado en los jóvenes un desaliento que los impulsa a abandonar sus estudios y buscar el ingreso en el mercado laboral sin contar con una preparación que les permita no solo ampliar sus horizontes de crecimiento personal, sino ascender en la escala socioeconómica a través de un empleo bien remunerado y con oportunidades de promoción; esto es aún más marcado en aquellos que se encuentran en los peldaños más bajos de la escala.

El problema de la deserción escolar y de la baja calidad de la educación en nuestro país requiere de la implementación de políticas públicas concertadas, que impulsen a los estudiantes a completar su educación a la vez que apoyen la creación de empleos de calidad y reduzcan la informalidad laboral, alentando así a los jóvenes y rompiendo el círculo vicioso de las bajas aspiraciones y pobres resultados.

La movilidad social en México está particularmente estancada en los extremos de la escala socioeconómica y la brecha de desigualdades continúa siendo muy amplia. Por ello, una de las premisas adoptadas por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias es la necesidad de reducir esa brecha e impulsar la igualdad de oportunidades más que la igualdad de resultados. Esto se traducirá en justicia y equidad, al recompensar el esfuerzo y el talento de los individuos, mejorando sus expectativas y alentándolos a elevar sus aspiraciones: un círculo virtuoso.

Para poder imaginar un futuro exitoso, las personas necesitan ver que sus esfuerzos —y los de aquellos en sus círculos— son redituables, ser testigos de una sociedad libre de discriminación, respetuosa de los derechos humanos, en donde su posición socioeconómica o sus características personales no representen una desventaja, en la que puedan competir en igualdad de condiciones a sabiendas de que el tiempo y los recursos materiales invertidos representan una ganancia y no solo un gasto inútil.

La igualdad de oportunidades es el pilar de la movilidad social en México y ésta, a su vez, es medida y motor del desarrollo y la justicia social que tanto necesitamos para nuestra prosperidad.