De espejos y espejismos en un país de contrastes
Michell Hernández Hernández
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Poco o nada puede argumentarse a favor de preservar una realidad tan dispar como la mexicana. Si nos situamos en algún punto del territorio mexicano y comparamos el nivel de vida de las personas, su acceso a oportunidades y servicios, así como la calidad de los mismos, los contrastes brotan enseguida.
En términos de movilidad social, las divergencias en resultados emanan de fuentes exógenas y endógenas. Y, a pesar de que las conclusiones dependen del enfoque personal de cada investigador, puede vislumbrarse un ingrávido consenso: las diferencias que provengan de las elecciones personales deberían respetarse; mientras que las circunstancias, corregirse. Parafraseando a Borges: una persona es ella y sus circunstancias. Las circunstancias condicionan nuestro entorno y contrarrestan el efecto de otros factores como el esfuerzo y las preferencias.
Luis Monroy-Gómez-Franco mencionó en el panel «Discriminación, género y preferencias por la desigualdad» que los prejuicios serían herramientas eficientes si brindaran información verdadera sobre el desempeño de las personas; sin embargo, cuando parten de la subjetividad absoluta tienden a ser nocivos e ineficientes. Complementando esta idea, Raymundo Campos, en su intervención en el panel «Género, participación laboral y movilidad social», afirmó que la discriminación tiene efectos antes, después y durante la incorporación al mercado laboral lo cual refuerza las divergencias en resultados.
Cada vez son más prolíferas las investigaciones sobre el efecto perjudicial de los prejuicios al determinar la amplitud del abanico de oportunidades de cada persona, así como sus posibilidades de ascenso social. La evidencia indica que a veces no importa qué sabes ni quién eres, sino cómo luces y de dónde vienes. Las prácticas discriminatorias y la constante exposición a ciertos estereotipos que moldean nuestras aspiraciones (Campos y Medina 2018) son algunas de las causas que nos impiden avanzar hacia un país, si bien no más igualitario, sí más justo.
Durante muchos años, México fue concebido como un país mestizo; sin embargo, al abordar la identidad mexicana surge una falsa y nociva dicotomía entre color de piel y nivel socioeconómico. En «Skin Color and Social Mobility: Evidence from Mexico», Campos y Medina (2017) encuentran una relación negativa entre la tez morena y otras variables como la escolaridad, la riqueza y el ingreso. El problema continúa y se agrava, pues el peso es otra característica física valorada por el mercado laboral. Padecer obesidad (Campos y González 2020) reduce la cantidad de oportunidades laborales de los candidatos.
Usar cualquier prejuicio como un criterio válido para rechazar a alguien que no se adapta a determinados cánones nos sitúa ante una sociedad de espejismos y no de espejos, lo que incrementa nuestra incapacidad para identificarnos como iguales. Asociar ciertas características físicas a valoraciones negativas genera la coexistencia de paralelismos innecesarios que acentúan las brechas de desigualdad. La comparación física resulta muchas veces infructuosa para comparar cualidades útiles, importantes y necesarias para realizar un trabajo.
México es un país con baja movilidad social y eliminar el efecto de los prejuicios contra la apariencia de cualquier persona equivale a avanzar —un pequeño paso— en la dirección correcta en términos de justicia e igualdad de oportunidades. En otras palabras, conforme se reduzcan los factores circunstanciales que contribuyen a alimentar la brecha de oportunidades, más sencillo será promover la movilidad social.
Referencias
Monroy-Gómez-Franco, Luis A. [CEEY] (2020, Julio 23) Discriminación, género y preferencias por la desigualdad [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=p28E_YJK80A
Campos, Raymundo [CEEY] (2020, Julio 22) Género, participación laboral y movilidad social [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=KQOd10LImUY
Campos, Raymundo y Eduardo Medina (2017) “Skin Color and Social Mobility: Evidence from Mexico”. Recuperado de https://www.afd.fr/fr/media/download/11748.
Campos, Raymundo y Carolina Rivas (2020) “El tono de piel de los mexicanos y su interacción con factores socioeconómicos”. Coyuntura Demográfica, núm 17.
Campos, Raymundo y Eduardo Medina (2018) “Identidad social y estereotipos por color de piel. Aspiraciones y desempeño en jóvenes mexicanos”. Trimestre Económico, 85 (337).