Foto: El CEO

¿Debería el gobierno estimular la economía?

Julio Serrano*

¿Estimular o no estimular la economía en esta época de crisis?, esa es la pregunta. López Obrador sostiene que no es una política prudente. La mayoría de los gobiernos del mundo opinan lo contrario. ¿Quién tiene razón? 

De botepronto pareciera que el Presidente tiene un buen punto. Países cuyos gobiernos han inyectado mucho más dinero que el nuestro a sus economías en respuesta del coronavirus tienen perspectivas similares o incluso peores. El gobierno de España, por ejemplo, ha impulsado programas de estímulos fiscales y garantías que superan 10% del PIB. Por su parte, los programas de estímulos del gobierno de México suman apenas 1% del PIB. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional anticipa una contracción de la economía española para 2020 de -12.8% y de la mexicana de -9%. 

En otras palabras, la economía de España va a sufrir una mayor caída que la de México pese a que su gobierno está gastando 10 veces más en estímulos que el nuestro. El estímulo español, por lo menos en términos de crecimiento económico, no parece haber servido de mucho este año. De hecho, si hacemos una relación entre recursos públicos destinados a estímulos y su impacto en crecimiento económico de corto plazo, podemos apreciar que no son relevantes no solo en España, sino en países como Francia, Italia y Reino Unido. 

Estos datos pueden interpretarse como una validación de la estrategia de austeridad de López Obrador. ¿Para qué gastar si de todas maneras se va a dar una fuerte contracción? Mejor por lo menos mantener finanzas públicas sanas.  

El problema es que lo barato en el corto plazo puede salir caro en el largo. Gran parte del argumento a favor de los estímulos fiscales en momentos de crisis severas es evitar que el deterioro de la planta productiva sea permanente. Más vale gastar hoy —aunque afecte las finanzas públicas e implique pedir prestado— para que la recuperación de mañana sea más vigorosa. Y aquí es donde la estrategia del Presidente parece fallar.  

De acuerdo con datos del FMI, las economías de dos terceras partes de los 196 países evaluados recuperarán el tamaño que tenían antes de que estallara la pandemia en 2022. A la de México le tomará dos años más. El FMI también anticipa que nuestro país prácticamente no crecerá de 2019 a 2024, un desempeño que nos ubica en el lugar 169 de los países evaluados. El retraso en la recuperación y la baja tasa de crecimiento tendrán un enorme costo para el país, desde una menor recaudación fiscal hasta un menor ingreso per cápita. La austeridad del gobierno cargará con buena parte de la responsabilidad. 

Entiendo la renuencia del Presidente de abandonar la disciplina fiscal y endeudar al país. La historia de México está plagada de crisis provocadas por el despilfarro del gobierno y por el sobreendeudamiento. Pero hay momentos en los que la ortodoxia debe dar paso al pragmatismo. Nunca es tarde, sobre todo ahora que viene una segunda ola de contagios que puede debilitar aún más la economía. 

* Consejo Directivo CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada en Milenio el 29 de octubre de 2020.

2020-10-30T09:28:47-06:00