Dinámicas familiares y competencias sociales subyacentes
El talento innato es un elemento que se agrega de manera natural a las competencias sociales de los individuos y por tanto de las familias. Cuando la riqueza o la pobreza de los individuos se combinan con el talento (o la falta de este), un pequeño golpe de suerte (o de infortunio) es todo lo que se necesita para que las familias vayan pasando de un peldaño a otro de la escalera socioeconómica o incluso manteniendo su posición por periodos notoriamente largos. Esta dinámica se observa claramente al aplicar la Ley de Movilidad de Gregory Clark, que se explica en su libro El sol no sale para todos.
Aun así, el efecto que tiene la buena fortuna en la permanencia de las familias en un cierto nivel socioeconómico no deja de estar sujeto a la Ley de Movilidad, y a pesar de que las altas tasas de persistencia impiden ver con claridad el verdadero ritmo de la movilidad, tanto los privilegiados como los infortunados verán a sus linajes regresar a la media, aunque esto suceda más tarde que temprano.
Lo anterior contradice a las conclusiones obtenidas mediante métodos convencionales que muestran una baja correlación intergeneracional, apoyando la noción popular de que el rico engendra al rico, y el pobre al pobre. Ya sea que se analice la movilidad social en Suecia o en la India, las diferencias se encuentran en los niveles de desigualdad y las brechas en ingreso o en educación entre los extremos del abanico socioeconómico y no en la movilidad. Las ventajas de las familias en la parte más alta de ese abanico se ven potenciadas no solo por la transmisión del talento de los padres sino por el mayor acceso a recursos económicos y sociales, esto es, por las competencias sociales subyacentes que cada familia ha ido desarrollando y acumulando a lo largo de las generaciones, y lo mismo sucede —a la inversa— con las familias en la parte más baja de la escala: la persistencia del estatus es invariablemente alta.
Estas dinámicas, que incluyen eventos aleatorios a favor o en contra de las expectativas de familias y sus descendientes, se agregan a la competencia social como elementos de la fórmula que sigue la Ley de Movilidad, explicando por qué las historias de éxito sin precedentes son la excepción y no la regla. El estudio de los apellidos en la movilidad social nos dice que, en términos generales, los individuos que tienen un gran talento y que gozan de una posición socioeconómica aventajada, son los herederos de familias ricas y talentosas, y la misma mecánica aplica para los menos privilegiados.