Foto: Panda Security

El mundo poscoronavirus

* Julio Serrano

Ibamos ya en camino. El coronavirus simplemente aceleró la tendencia hacia un mundo digitalizado. Mas les vale a las empresas y a las personas reconocer esta nueva realidad si no quieren quedar rezagadas. 

A raíz del confinamiento social que trajo la pandemia, gran parte de nuestras actividades cotidianas cambiaron de la noche a la mañana. La manera en que compramos, trabajamos, estudiamos, comemos, nos entretenemos y nos comunicamos se ha regido más que nunca por la tecnología. 

El tiempo de adaptación se redujo drásticamente. Lo que habría tardado años se dio en meses. Mucha gente no tuvo más remedio que adentrarse al mundo digital para cumplir con tareas cotidianas. Ese conocimiento no fue en balde. En muchos casos, la experiencia fue mejor que la física. Y pese a que ahora que empiece a normalizarse la vida regresaremos a varios de nuestros antiguos hábitos, la realidad es que las cosas no volverán a ser igual. Estamos en un punto de inflexión. 

La nueva realidad traerá oportunidades y retos. Habrá empresas y personas que se logren adaptar y prosperen. Mientras que las que no lo consigan sufrirán. Digitalizarse pasó de ser un proyecto que valía la pena perseguir a una cuestión de vida o muerte. 

Del lado de las empresas, aquellas que tomen el comercio electrónico como un reto más y no como una prioridad fracasarán. No será fácil. Pasar de una tienda física a una tienda en línea es complicado. Requiere de enormes inversiones. Se tiene que ofrecer una experiencia de compra de primer nivel. Hay que contar con una página fácil de usar, con un servicio de entrega a domicilio rápido y con la capacidad de aceptar devoluciones. 

La competencia pasa de ser local a global. En el pasado, los consumidores estaban limitados por la geografía de las tiendas físicas que ofrecían los productos que deseaban. Ahora, Amazon se vuelve competencia directa de El Palacio de Hierro y Sears, por ejemplo. Pocas empresas mexicanas están listas para lo que viene. 

Tampoco será fácil para los restaurantes transitar al mundo digital. La mayoría de ellos no fueron diseñados con ese enfoque. Además, en el caso de los caros, la pregunta es qué tan dispuestos estarán los clientes a pagar precios premium si la comida la consumen en sus hogares y oficinas. Más allá de ofrecer una buena comida, la razón por la que un restaurante puede cobrar precios altos es por la ubicación, decoración y ambiente que ofrecen. 

Del lado de las personas, para poder competir y aprovechar los beneficios de la digitalización hay que saber manejar la tecnología: cómo participar en una conferencia Zoom e identificar las mejores opciones de comercio electrónico, por ejemplo. Son habilidades que, como lo hemos visto en la cuarentena, se pueden desarrollar. Lo importante es que le lleguen al mayor número de gente posible. El gobierno tiene un papel clave en este sentido, así como en educar a los jóvenes con herramientas digitales que les permitan competir en el mundo poscoronavirus. 

* Consejo Directivo del CEEY | [email protected] | Columna publicada originalmente en Milenio el 11 de junio 2020

2020-06-17T10:09:47-05:00