Elecciones en México: empleos de calidad para los ciudadanos
Impulsar la creación de empleos es parte integral de las propuestas de campaña de todos los contendientes en estas elecciones en México, y ahora más que nunca se debe resaltar la importancia de considerar que los empleos generados promuevan la reducción de la desigualdad y apoyen la movilidad social.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los países que han invertido en mejorar la calidad del empleo han tenido un notorio crecimiento en sus economías y en los estándares de vida de sus pobladores, reduciendo a la vez los niveles de pobreza. Esto se ha logrado en buena medida gracias a la puesta en marcha de políticas y estrategias basadas en el desarrollo de habilidades y capacidades productivas a lo largo de la vida, en la inclusión laboral de grupos vulnerables, en la equidad de género y en la protección social integral de las personas.
La economía informal también juega un papel importante en las características del mercado laboral y actualmente existen alrededor de 30 millones de mexicanos trabajando en la informalidad, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del último trimestre de 2017. Esto significa que más de la mitad de la población ocupada en México carece de los beneficios y las protecciones de un sistema de trabajo reconocido y formalizado.
¿Qué identifica a un empleo de calidad?
Existen diversos indicadores para determinar las dimensiones que integran un empleo de calidad, establecidos por distintas instituciones. El marco elaborado por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE, en inglés) identifica siete dimensiones principales que engloban de manera muy clara las características de un empleo de calidad y que se alinean con las iniciativas de la OCDE y la OIT:
- Empleo seguro (por riesgos de trabajo) y ético.
- Ingreso y prestaciones.
- Horas de trabajo y equilibrio entre éstas y la vida personal.
- Seguridad de empleo y protección social.
- Diálogo social.
- Desarrollo de habilidades y capacitación.
- Relaciones laborales y motivación.
Estas siete dimensiones sirven como base para la elaboración de políticas incluyentes e integrales que permitan no sólo el diseño de mecanismos para la generación de empleos de calidad sino también la eliminación de aquellas políticas y normas que han permitido el crecimiento de la informalidad como resultado de una implementación inadecuada.
La generación de empleos impulsa de manera natural el desarrollo social en México pero debe ir acompañada de una serie de estrategias que incluyan la reducción en las brechas de oportunidades con el fin de dar paso a una mayor movilidad social y contrarrestar los efectos del empleo precario y casual que inciden tanto en la migración de capital humano a otros países en busca de empleos acordes a su nivel educativo, como en la discriminación de personas en el mercado laboral por razones de edad, condición de salud, o género.
En este rubro no existe una respuesta ‘única’, los caminos de desarrollo son diversos y variados. La experiencia en otros países, tanto desarrollados como en desarrollo, nos indica que aun teniendo un marcado crecimiento económico, la informalidad puede crecer si no se implementan políticas adecuadas que permitan establecer mecanismos que la frenen. El impulso a la macroeconomía debe tomar en consideración esta posibilidad.
Para ello es primordial el involucramiento y la coordinación entre los sistemas de salud, educativo, laboral y legislativo, a través de políticas incluyentes y exhaustivas, ya que no sólo se trata de crear más empleos, sino de mejorar la calidad de los mismos en todas sus dimensiones y de esta manera promover el progreso del mercado laboral en nuestro país.