La deuda de México con las mujeres en materia de movilidad social
Angélica Rosas García
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Los altos niveles de pobreza y desigualdad de oportunidades en México generan una baja movilidad social que impacta (de manera negativa) el nivel socioeconómico que puede alcanzar la población. En este contexto, la situación que enfrentan las mujeres es particularmente difícil.
Situación de las mujeres en términos de movilidad social
Para ilustrar esta situación, basta mencionar algunos resultados de la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México (ESRU-EMOVI) 2017:
- Para las mujeres, el hecho de contar con estudios es menos redituable para disminuir las desigualdades de origen que para los hombres. Solo 4 % de las mujeres, comparado con 6 % de los hombres, que tienen un origen en el estrato más bajo experimentan movilidad educativa de largo alcance.
- De igual modo, hay evidencia de que las trayectorias laborales son desiguales entre hombres y mujeres. Las tasas de movilidad ocupacional ascendente de largo alcance son más bajas para las mujeres que para los hombres (2 % frente a 4 %).
- En términos de riqueza, las mujeres tienen mayores posibilidades de permanecer en la parte más baja de la distribución y menor posibilidad de permanecer en la parte más alta que los hombres (50 % mujeres frente a 57 % hombres).
¿A qué se deben las diferencias?
Los roles de género inciden determinantemente en la movilidad social que experimentan las mujeres en México. Por ejemplo, en el ámbito laboral desde el inicio de la trayectoria existe una gran desigualdad de oportunidades para las mujeres, ya que típicamente obtienen empleos más precarizados y desprotegidos. Además, la probabilidad de interrupción y salida del mercado laboral es mayor cuando el empleo es más precario por lo que, si se requiere que alguien lleve a cabo tareas de cuidados, es más fácil que la mujer salga del mercado laboral para realizarlas. Adicionalmente, las tareas que implica la reproducción son mayores para las mujeres.
Existen estudios que muestran que las mujeres sufren más exclusión y discriminación que los hombres en el mercado laboral en diversas dimensiones (pobreza, apariencia física, edad, color de piel, entre otros). Esto impacta en las aspiraciones salariales que tienen las mujeres, que resultan ser menores que las de los hombres y se derivan de estereotipos vinculados con su identidad.
Propuestas de política pública
Para modificar esta situación, son imperativos y urgentes cambios estructurales de largo plazo que estén sustentados con políticas fiscales y redistributivas. Sin embargo, en el corto y mediano plazo se requieren políticas que generen incentivos que aumenten la participación de las mujeres en el mercado laboral. México es uno de los países con menor participación laboral en el mundo. Establecer cuotas de género en altas posiciones ocupacionales tendría impacto en las aspiraciones de las mujeres, sobre todo en las generaciones más jóvenes. Para propiciar las condiciones que permitan tener una trayectoria laboral ininterrumpida para las mujeres, se requiere fortalecer instituciones de seguridad social como guarderías, casas de día para adultos mayores y demás instituciones que mejoren la oferta de cuidados. Asimismo, se deben eliminar las prácticas discriminatorias en el mercado laboral.
La baja movilidad social es un problema que afecta especialmente a las mujeres. Su solución dependerá de una mayor concientización social y de acciones del Estado encaminadas a hacerle frente.