Mercado laboral y movilidad social femenina: reincorporación pos-pandemia exitosa

Ángela María Rojas Ladino

Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social

La crisis sanitaria por la COVID-19 ha impactado fuertemente a la economía familiar de muchos hogares en Latinoamérica y el mundo. En México, la caída del empleo y de la participación laboral ha aumentado en los últimos meses. Al ser los ingresos laborales la principal fuente de sustento de los hogares, esto ha significado la pérdida del sostén de muchos hogares. Pero estos efectos son distintos para hombres y mujeres.

Bajo una perspectiva de movilidad social basada en criterios de justicia e integración social, las «circunstancias» sobre las que individualmente no se tiene control, ya sean personales (posición económica del hogar en el que se nace, nivel de estudio de los padres, etc.) o físicas (sexo, talla, peso, color de piel, etc.), no deberían ser un obstáculo para poder ascender socialmente, y así estar mejor preparados para afrontar una crisis como la actual.

Desafortunadamente, México es un país desigual, muchas de las personas no cuentan con servicios de seguridad social, esto se debe, en parte, a que muchas familias han vivido en condiciones de vulnerabilidad por generaciones, ya que no hay suficientes oportunidades de movilidad social ascendente: 74 de cada 100 mexicanos que nacen en los dos quintiles más bajos de la distribución económica se quedan allí (CEEY 2019). De acuerdo con Alice Krozer (2020), existe una disparidad entre lo que creemos, esperamos y existe en términos de movilidad social: creemos que hay una movilidad ascendente del 36 % (del quintil más bajo de la distribución al quintil más alto) y deseamos que sea del 70 %, cuando en realidad es solo del 3 %.

Esto evidencia grandes barreras de desigualdades sociales con las que lidian muchas personas y que marcan sus trayectorias laborales. Uno de estos grupos son las mujeres, que, aunque son la mitad de la población, no participan totalmente en el mercado laboral. En México, la tasa de participación femenina es más baja que el promedio de América Latina, el cual se ubica en 42 % (Banco Mundial 2019). Evidenciando que las mujeres tienen mayores dificultades para entrar al mercado laboral que los hombres (con tasas de alrededor 70 %). Luego, una vez dentro, mantenerse también es difícil: dependiendo del ciclo de vida de las mujeres, la inclusión femenina en el mercado laboral es intermitente, puesto que muchas deben atender múltiples trabajos de cuidado debido a la inequitativa distribución de tareas dentro de los hogares. Tener hijos, cuidar hermanos, abuelos, familiares discapacitados, dedicarse a las tareas del hogar, son algunas de las tareas que las mujeres asumen a lo largo de su vida, y que muchas veces implican la salida del mercado laboral. En épocas de pandemia, con estrictas medidas de distanciamiento social y suspensión de actividades escolares y laborales presenciales, estas tareas aumentan de forma significativa y caen bajo la responsabilidad de las mujeres.

Por un lado, la desvinculación de las mujeres del trabajo remunerado implica dependencia económica y menor educación financiera que los hombres (López Rodríguez 2020). Por otro, cuando salen y entran del mercado laboral, sufren penalizaciones en su carrera laboral, y estas interrupciones no permiten una movilidad social ascendente, cuyo principal mecanismo es el trabajo. Así, las mujeres tienen una menor movilidad que los hombres (Mancini 2019).

En este contexto, es importante adoptar políticas de protección del empleo femenino formal, además de mecanismos para un sistema de cuidados públicos que acompañe el retorno a las actividades laborales de las mujeres en una próxima reactivación económica. La pandemia no puede significar un retroceso en la participación social y laboral de las mujeres, al contrario, deberá ser la evidencia de que medidas más drásticas en pro de su movilidad social deben ser tomadas.

Referencias

Banco Mundial (2019). Open data. Tasa de participación laboral por sexo en América Latina y México.

Centro de Estudios Espinosa Yglesias (2020). Informe movilidad social en México 2019. Hacia la igualdad regional de oportunidades. México: CEEY Editorial.

Krozer, A. (2020). ¿Desigualdad o redistribución fiscal en México? XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social, CEEY.

López Rodríguez,P. (2020). Políticas públicas para la inclusión financiera de las mujeres para la movilidad social en México. Centro de Estudios Espinosa Yglesias. México.

Mancini, F. (2019). Movilidad intergeneracional y desigualdades de género en México. Documento de trabajo CEEY, Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

2021-07-15T23:46:34-05:00