Decir que una administración federal hará historia, como lo decía la anterior, es soberbia o mera propaganda.

Mentir, robar y traicionar a la ciudadanía resume lo peor del gobierno que agoniza.

La política laboral es fácilmente el mejor conjunto de medidas adoptadas por la administración que concluye.

El estilo rústico de la administración actual será sustituido por una presidencia comparativamente refinada.

Los electores creyeron más en los logros del presente gobierno que en las promesas de campaña de la coalición opositora, lo que llevó a su estrepitosa derrota.

Los logros distributivos de la presente administración se comparan muy favorablemente con los de los gobiernos del PAN y el PRI de inicios del presente siglo.

El aumento en las remuneraciones al trabajo y en las transferencias de dinero por programas sociales crearon un entorno favorable al avasallador triunfo de Claudia Sheinbaum en la elección presidencial.

El arrollador triunfo de Claudia Sheinbaum en la elección presidencial, y la muy cercana mayoría calificada en el Legislativo para su coalición, prefiguran un nuevo régimen político, económico y social para el país.

Las promesas de campaña son un discurso vacío si no se especifica de forma realista cómo se obtendrán los recursos necesarios para hacerlas posibles. Hasta el momento, el único candidato que ha sido claro y serio al respecto es el de Movimiento Ciudadano.

Las candidatas han hecho un gran esfuerzo por ignorar que más de la mitad de la población ocupada labora en la informalidad.