La física de la movilidad social en México
Antonio Villalpando Acuña
Participante en la XII Escuela de Verano sobre Movilidad Social
La mecánica clásica que se enseña en la preparatoria establece que la trayectoria de un proyectil depende de varios factores, como la energía con la que se impulsa, la influencia de otras fuerzas —como la gravedad— y el medio físico en el que se desplace. Aunque las metáforas físicas son moda del siglo XIX, permítaseme usar esta para describir lo que sucede con la trayectoria vital de los individuos: qué tan alto o qué tan lejos lleguen socioeconómicamente depende, en gran medida, de su dotación inicial de recursos y de las condiciones del medio social en el que viven.
En el caso mexicano se ha encontrado que el componente más importante de esta dotación inicial es la riqueza de los padres medida a partir de ciertos bienes disponibles en el hogar de origen a los 14 años (Monroy et al. 2021). Esta intuición es bastante clara: alguien que viva en un hogar con agua potable, refrigerador y automóvil particular tendrá, por lo menos, un par de preocupaciones menos qué resolver antes de ir a la escuela.
También está el ambiente social. Las oportunidades que brinda un hogar munificente y cómodo no explican totalmente lo que sucede con la trayectoria socioeconómica de las personas durante toda su vida. Todo aquello que comunican sus características físicas —fenotipo, talla, peso, simetría facial— y su habitus —gustos, modales, manierismos, acento— tenderá a lubricar o retrasar su paso por las escuelas, los empleos y los mercados. Existe evidencia, por ejemplo, de que las personas consideradas atractivas no solamente tienen mejores prospectos económicos, sino también una visión más optimista del mundo que les anima a perseguir esas oportunidades (Urbatsch 2018). El fenotipo y la forma del cuerpo operan así: no sólo son criterios “privados” para resolver quién se casa con quién, sino que organizan todas las interacciones.
Uno de los grandes retos de nuestra generación es diseñar políticas públicas que permitan manipular esta física de la movilidad social en México.
En primer lugar, es imprescindible coordinar varios instrumentos de política para nivelar las condiciones en las que se comienza a vivir. Dicha mezcla de instrumentos no sólo debe descontar el efecto de la privación relativa de recursos, sino proteger a las niñas y niños mexicanos de las experiencias que hoy los proyectan contra el abismo, como la orfandad por pandemias y el crimen organizado o la explotación sexual. Interpretar estos fenómenos como casos extremos o componentes aislados de la dinámica de movilidad social sería un error, pues no se trata sólo de síntomas: en el largo plazo también son causa de la esclerosis social.
En segundo lugar, pese a que existen instrumentos que han demostrado tener efectos positivos entre personas vulnerables, como el ingreso básico universal, serán necesarias intervenciones más robustas para paliar el efecto del sistema de estratificación que las mexicanas y mexicanos tenemos tan profundamente incorporado, y que hacen de la vida de millones de personas una carrera cuesta arriba. Ideas como los currículos sin fotografía o las evaluaciones de doble ciego son conceptos que apuntan en la dirección adecuada. Es necesario investigar los momentos precisos del ciclo vital en los que el fenotipo, el género o la apariencia en general crean mayor resistencia para el ascenso social, ello a fin de trasladar el principio de igualdad de oportunidades al comportamiento cotidiano.
El objetivo es fundar una sociedad más apegada a una meritocracia que a una sociedad de castas, como parece ser hoy.
Referencias
Monroy, L., Velez, R., & Yalonetzky, G. (2021) “Layers of inequality: Unequal opportunities and skin colour in Mexico”. The Review of Black Political Economy.
Urbatsch, R. (2018). Things are looking up: Physical beauty, social mobility, and optimistic dispositions. Social Science Research, 71, 19-36. https://doi.org/10.1016/j.ssresearch.2018.01.006