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El impacto del conflicto de Ucrania en México

Julio Serrano*

Con más de 10 mil kilómetros de separación, nos puede parecer inconsecuente lo que está pasando en Ucrania. No lo es. Vivimos en un mundo interconectado. Lo que pasa en un rincón, por más lejano que esté, puede repercutir en todos lados, incluido, por supuesto, en México.  

Las consecuencias económicas ya las estamos sintiendo. Rusia es el segundo exportador de petróleo del mundo y responsable de surtir 40% del gas que consume Europa. La guerra con Ucrania ha contribuido a que el precio del crudo rebase 110 dólares el barril, su máximo nivel en casi 10 años, y a que el precio del gas en Europa se ubique en máximos históricos. La fuerte alza en el precio del petróleo ha provocado un correspondiente aumento en el precio de la gasolina.  

En Estados Unidos, el precio promedio ha subido 30% en lo que va del año. En México, las cosas son distintas. López Obrador se comprometió desde el inicio de su sexenio a evitar que se incremente el precio de la gasolina en términos reales. Esto puede ser percibido como buenas noticias, pero el costo es enorme. El gobierno ya elevó al 100% el estímulo fiscal en materia de IEPS de la gasolina regular. Si el petróleo sigue subiendo tendrá que aumentar el subsidio a expensas del gasto público. 

Con gasolina y gas caros en el mundo, la presión sobre la inflación ha aumentado. Ya tenemos un problema global de inflación, lo último que queremos es que se agudice. La estrategia de la Fed, de Banxico y otros bancos centrales se puede complicar. Podrían verse en la necesidad de aumentar más de lo previsto las tasas de interés para contenerla, lo que frenará la economía.  

Otro factor que puede contribuir a la presión inflacionaria es la capacidad agrícola de Rusia y Ucrania. Entre los dos países, por ejemplo, producen más de 30% del trigo que se consume en el mundo. El conflicto ha provocado que su precio alcance máximos no vistos en 14 años. En el mundo, incluido en México, la comida se ha encarecido. 

Siempre que hay crisis, los inversionistas internacionales se vuelven más cautelosos. Buscan eliminar riesgo y concentran sus apuestas en los productos más seguros. Esto impacta a países como el nuestro. Desde la invasión a Ucrania, por ejemplo, el peso ha tenido un marcado comportamiento a la baja. De complicarse la situación, podemos esperar una mayor caída (lo opuesto también se aplica). 

Un costo menos evidente es un posible distanciamiento con EU por la posición de México frente al conflicto. En contraste con las enérgicas medidas que ha tomado nuestro poderoso vecino y la mayoría de las naciones en contra de Rusia, nuestro país ha optado por una postura poco confrontativa. A la fecha, somos de los pocos que no ha impuesto sanciones económicas.  

López Obrador ha minimizado hasta ahora las consecuencias económicas en México del conflicto en Ucrania. Ya podemos apreciar algunas muy concretas. Si la guerra escala, las resentiremos mucho más. 

*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 3 de marzo de 2022.

2022-03-03T13:08:06-06:00