Movilidad social en México: fluidez y efecto marea
Las oportunidades para ascender en la escala social y los cambios observados en la movilidad social en México pueden explicarse en términos absolutos y relativos, ayudando de esta manera a predecir los cambios en la pirámide social en general o los futuros logros individuales.
La movilidad social absoluta se refiere al cambio total observado que la población ha tenido en los niveles socioeconómicos, en el que todos los habitantes nos movemos hacia arriba o hacia abajo dentro de un mismo marco de referencia, un efecto marea que arrastra a la mayoría sin importar el sentido del movimiento.
Por otro lado, la movilidad social relativa nos muestra las oportunidades que tienen los individuos para desplazarse y pasar de un estrato al tiempo que esa “marea” tiene lugar, esto es, su fluidez social.
Movilidad social absoluta
Una manera relativamente sencilla de explicar el movimiento absoluto de una sociedad es imaginar una escalera eléctrica con un número de individuos parados en los peldaños que representan los diferentes estratos socioeconómicos. Si la escalera sube o baja, el conjunto de individuos (la pirámide social entera) está experimentando una movilidad absoluta a través del tiempo.
Esto lo podemos observar y medir mediante encuestas, información estadística y estudios que nos permiten determinar las diferencias entre fechas determinadas. En el caso de la población mexicana en conjunto, se aprecia una movilidad absoluta ascendente en las últimas décadas: indicadores como la esperanza de vida, la macroeconomía, el ingreso per cápita, la escolaridad y el Índice de Desarrollo Humano se han incrementado. La marea ha subido, y con ella la mayoría de las embarcaciones.
Cabe señalar que también se puede medir la movilidad social absoluta, ascendente o descendente, entre padres e hijos y en el ciclo de vida de los individuos, como ya lo hemos mencionado en anteriores entradas de este blog.
Movilidad social relativa
Usando nuevamente el ejemplo de la escalera mecánica, imaginemos ahora que un individuo cambia su posición a un peldaño inferior mientras la escalera está subiendo. Esta persona está experimentando una movilidad relativa descendente, a pesar de que la movilidad absoluta sea ascendente.
En México, la movilidad relativa de los peldaños más alto y más bajo presenta un importante estancamiento. De acuerdo a datos reportados por la Encuesta de Movilidad Social en México (EMOVI) 2015, el 36% de las personas originarias del quintil más bajo y el 43% de los individuos del quintil más alto, se mantienen en el mismo nivel, con una marcada desventaja para las mujeres en el quintil más pobre (45% de ellas permanecen en su mismo nivel), lo que nos indica una alta desigualdad de oportunidades y por ende una baja fluidez social.
Para el caso de la movilidad relativa entre padres e hijos, a pesar de mostrarse una mejoría en relación a los años anteriores, aún podemos observar una alta correlación entre las condiciones de origen y las oportunidades de desarrollo de los hijos en algunas dimensiones, presentando una barrera para que estos asciendan a los estratos superiores y afectando a la fluidez social.
Los análisis de la movilidad social en México indican que la persistencia de la pobreza y los rezagos se ha seguido incrementando a pesar de los esfuerzos realizados. Esto requiere de políticas públicas que impulsen un desarrollo económico sostenido, fomenten la reducción de brechas en oportunidades y eliminen todo tipo de discriminación para que el origen social de las personas deje de ser el principal factor determinante de sus logros de vida.