Foto: Buzos de la noticia
Deterioro del mercado laboral a la mitad del camino
Rodolfo de la Torre*
Los programas sociales de la presente administración no han corregido significativamente la pobreza y han aumentado la desigualdad, pero ¿Qué ha ocurrido con estos asuntos más allá de las transferencias gubernamentales de ingreso?
Las cifras de pobreza laboral recién publicadas por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo dan cuenta de ello, y las noticias a mitad del camino para la presente administración no son positivas.
Un “modelo económico”, como esquema de conducción de la economía, puede examinarse de acuerdo a cómo los mercados generan pobreza y desigualdad y cómo la intervención pública las corrige. El mercado generador de ingreso que está más ligado al bienestar de las personas es el mercado de trabajo, de forma que la insuficiencia de las remuneraciones laborales y sus diferencias entre personas son clave.
En el tercer trimestre de 2021, la población cuyo ingreso laboral no alcanzaba para comprar la canasta alimentaria que define la línea de pobreza extrema llegó al 40.7%. Esta cifra es mayor a la registrada en el trimestre previo y rompe con la tendencia de reducción de la pobreza laboral que se había venido registrando desde hace un año.
La coyuntura económica luce complicada para que se regrese rápidamente a las cifras de pobreza laboral registradas antes de la pandemia, dada la lenta recuperación de la economía, y más cuando esta recuperación está beneficiando principalmente al 20% de la población con mayores ingresos.
Al comparar el ingreso laboral per capita previo a la pandemia con el del tercer trimestre de 2021 se encuentra una reducción de 1.3%. Sin embargo, este promedio oculta que el 20% de la población con mayores remuneraciones por trabajo incrementó su ingreso laboral per cápita en casi 3%, mientas el resto de la población lo redujo en cerca de 2%.
Uno de los estratos que mayor deterioro ha sufrido en sus remuneraciones laborales es el 40% de la población con ingresos intermedios, que si bien se encuentra fuera de la pobreza presenta una vulnerabilidad económica cada vez mayor. Esta “clase media” ha deteriorado sus ingresos por trabajo un 3.7%.
Mayor población en pobreza laboral, estratos medios deteriorando sus remuneraciones por trabajo y grupos más ricos capturando los beneficios de la magra recuperación económica son malas noticias, no sólo para la elevación general del nivel de vida de la población, sino también para la estabilidad social y política del país.
A la par que una mayor pobreza y desigualdad, se está presentando un fenómeno de polarización socioeconómica, es decir, una mayor distancia entre los más ricos y los más pobres sin estratos medios fortalecidos que proporcionen un puente entre ellos. Esta polarización suele ser propicia para erosionar la convivencia social pacífica y encausada por vías institucionales.
Al término de 2019 y al inicio del 2020, la presente administración tuvo su mejor momento con incrementos del ingreso laboral per cápita de 5% e indicios de una reducción en la desigualdad. Estas ganancias se han perdido, se ha deteriorado el nivel de vida de la población y se ha entrado al peligroso terreno de generar expectativas que muy probablemente no se cumplan.
Para la segunda mitad del sexenio, el mercado laboral está jugando en contra de un desempeño económico promisorio y sin sobresaltos.
*Director en Desarrollo Social con Equidad del CEEY. Columna publicada originalmente en Arena Pública el 6 de diciembre de 2021.