Foto: El Heraldo de México
El mal precedente de las pensiones de CFE
La CFE acordó la semana pasada con el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm) una serie de concesiones que mejorarán sustancialmente las condiciones de retiro de los trabajadores y que los ubicará muy por encima de lo que reciben trabajadores del sector privado y de otras entidades gubernamentales.
Entre el circo que han generado las acusaciones de Lozoya y la crisis económica, la noticia tuvo poca difusión. No debería. El acuerdo representa un fuerte retroceso en la lucha por mejorar el deficiente sistema de pensiones del país y puede sentar un nefasto precedente para que otros sindicatos públicos exijan condiciones similares.
Es una pena. Apenas hace poco más de un mes, López Obrador impulsó una reforma a las pensiones privadas que se rigen bajo el esquema de las Afore. Aunque sin duda mejorable, incluyó varios elementos positivos, de los que destaca el aumento a la tasa de contribución al ahorro del 6.5% actual a 15% en 2030.
Si este fue un paso para adelante, lo sucedido la semana pasada con la CFE representa dos pasos para atrás. La empresa productiva del Estado aceptó reducir a 55 años la edad de retiro para los trabajadores con 25 años de servicio. Con 30 años de servicio no habrá límite de edad para retirarse. Las mujeres podrán jubilarse tras 25 años de trabajo sin importar su edad. Dichos cambios implicarán un costo adicional de al menos 135 mil millones de pesos, dinero que no tiene el gobierno y que tendrá que salir de los bolsillos de los contribuyentes.
Es difícil encontrar la lógica financiera que utilizó la CFE para incrementar los privilegios del sindicato. Reducir el tiempo y la edad para el retiro va en contra de las tendencias demográficas en todo el mundo. La gente está viviendo más, no menos. El ajuste se debería hacer para arriba, no para abajo. Además, los nuevos privilegios ensanchan la brecha que existe con los trabajadores privados del sector formal y con otros del sector público, cuando lo que se debe buscar es unificar el sistema de pensiones. Los jubilados de la CFE reciben, en promedio, pensiones ocho veces mayores a las de los jubilados del sector formal. Al gobierno le cuesta casi cinco veces más un jubilado de la CFE que uno del Issste.
Lo que es más fácil de encontrar es la lógica política. A un año de las elecciones intermedias, contar con el beneplácito de un poderoso sindicato no sale sobrando. Pero el costo es enrome. Y me preocupa que lo sucedido con el Suterm se repita con otros sindicatos públicos. Puedo visualizar las negociaciones: si esto obtuvieron nuestros compañeros en la CFE, por qué no vamos a conseguir algo igual nosotros.
Espero que este sea un caso aislado, pero me temo que no lo será. El daño de que el gobierno extienda los beneficios de retiro de los trabajadores públicos será enorme. El país no tiene cómo pagarlos. Lo que debe hacer es uniformar el sistema pensionario y encausarlo en un camino financiero sustentable.
* Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada en Milenio el 3 de septiembre 2020.