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Empresarialismo para la reactivación económica

* Enrique Díaz Infante

La crisis económica detonada por la pandemia del COVID-19 está ocasionando el cierre masivo de empresas y la perdida de millones de empleos.

Para reactivar la economía, es urgente reconvertir a los desempleados en emprendedores y formar a los jóvenes en esa cultura. Para tales efectos, resulta fundamental –entre otras cosas- capacitar a la gente para que emprenda exitosamente. No hacerlo puede derivar en estallamientos sociales producto de la desesperación de la población ante la falta de ingresos.

La crisis económica que estamos viviendo es de dimensiones comparables a las de la Gran Depresión de la década de los 30´s del siglo pasado. En razón de las medidas sanitarias para contener la pandemia del COVID-19, el Fondo Monetario Internacional estima preliminarmente que el decrecimiento de la economía mexicana en 2020 será de -10.5% y que el “rebote” en 2021 será limitado, por la falta de apoyos gubernamentales a las empresas. Por lo mismo, el crecimiento de la economía el próximo año será de apenas de 3.3%. A nivel mundial se estima que el PIB caiga a -4.9 en 2020 y el crecimiento en 2021 sea de 5.4% (https://bit.ly/3jbi0oL).

Antes de la pandemia, la economía en México ya venía mal en razón de las acciones políticas de López Obrador en contra de la inversión privada. El crecimiento en 2019, fue marginalmente negativo: -0.3%. Esto –cabe señalar- en un contexto externo razonablemente favorable donde la economía mundial creció ese año 2.9% y la de Estados Unidos 2.3%. Como referencia, es relevante mencionar que México venía de un crecimiento promedio, durante el sexenio pasado, de 2.4%.

La pandemia ha traído el cierre masivo de empresas y la pérdida de empleos. A decir de la CEPAL, alrededor de 500 mil empresas formales cerrarán en 2020 (https://bit.ly/3eCocmg). A éstas, habría que sumar las que cierren en el sector informal. El impacto está siendo brutal en el mercado laboral. El IMSS señala que en el primer semestre de 2020 se han perdido 920 mil empleos y Banxico estima que 1.4 millones de empleados formales serán despedidos. El INEGI considera que, en total, entre empleos formales e informales, se perderán 12.5 millones de plazas.

Estas cifras tienen lamentablemente un impacto social negativo en materia de pobreza y en la movilidad social. En el CEEY estimamos que el número de pobres por ingreso se incrementará en 21 millones de personas, pasando de 61 a 82 millones de pobres (https://bit.ly/3f1pNn6). La movilidad social de las personas (avance en el nivel socioeconómico) también se verá afectada negativamente, en un contexto de bajo crecimiento y alta desigualdad.

El gobierno de la 4T debiera corregir el rumbo y abandonar sus prejuicios hacia el sector privado si quiere reactivar la economía. El impulso a la actividad empresarial, por su capacidad para generar empleos e impulsar la movilidad social, resulta fundamental para salir de la crisis. En México, la iniciativa privada genera cerca de 45 millones de empleos.

De acuerdo con estudio de Vélez, et al (2013) publicado por el BID en el libro Entrepreneurship in Latin America, A step up the social ladder? (https://bit.ly/30fQH45) los empresarios registran mayor movilidad social y sus ingresos son 35% mayores que los que reciben como empleados. En ese sentido, y por la capacidad que tiene la actividad empresarial para generar empleos y generar movilidad social, promover el empresarialismo es la mejor manera de impulsar la reactivación económica con bienestar socioeconómico.

Una buena política para impulsar la reactivación económica pudiera ser el capacitar a los jóvenes y a aquellos que perdieron su empleo, para convertirse en emprendedores. Este es un proyecto al que la incubadora de talento iLab le ha apostado exitosamente desde hace más de un lustro (ver https://ilab.net/). Pero para lograr hacer del emprendimiento una estrategia ganadora de recuperación económica el gobierno debe poner también de su parte.

Los emprendimientos son riesgosos porque representan problemas de información asimétrica entre emprendedores y financiadores. Los primeros carecen de capital semilla y muchas veces de vocación empresarial. También, muchos de los bienes o servicios que producen, por ser innovadores, no necesariamente tienen mercado el momento de salir a comercializarse, sino que tienen que formarse. Por lo mismo muchas veces los capitales privados no los apoyan y se requiere de la intervención del Estado para impulsarlos.

Pero dado que la existencia de empresas privadas, representan una externalidad positiva para la economía, porque generan empleos y pagan impuestos, entre otras cuestiones, el gobierno debería impulsar su creación y desarrollo. Lamentablemente, este gobierno –fiel a su costumbre- argumentando corrupción- desapareció el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), entidad constituida el sexenio pasado para impulsar el empresarialismo. En caso de existir corrupción, debió haberse castigado a los responsables, pero nunca eliminarse esa instancia fundamental para el impulso del emprendedurismo en el país.

Hoy debemos rápidamente reactivar el ecosistema empresarial que el INADEM, junto con el Fondo PYME de la Secretaría de Economía y los fondos de capital de riesgo de NAFIN, conformaban. Debemos en este momento apostarle con todo al empresarialismo innovador, que genera riqueza, empleos y paga impuestos.

Ojalá este gobierno recapacite en su actitud negativa hacia el empresariado y vea en el apoyo a este sector, una política ganadora para la reactivación de la económica.

* Investigador del CEEY | Twitter: @ediazinfante | [email protected] | Columna publicada originalmente en Arena Pública el 17 de julio de 2020.

2020-07-17T12:22:19-05:00