Exclusión laboral y transmisión intergeneracional de oportunidades

Viridiana Breceda

 Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social

En México, el embarazo adolescente se define como aquel que ocurre en niñas de entre 10 y 19 años. Nuestro país ocupa el primer lugar en embarazo adolescente entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años.

La pobreza, la marginación, la falta de acceso a la información y a la educación, o una baja calidad escolar, ponen a las adolescentes en mayor riesgo de un embarazo temprano. De acuerdo con datos de Save the Children, 33 % de las mujeres de 20 a 24 años que fueron madres adolescentes se encuentran en el quintil más pobre. Mientras que Colunga (2017) señala que la mayoría de las mujeres que tienen hijos entre los 15 y 19 años no logran terminar sus estudios de educación básica.

Stern (1997) menciona que el embarazo adolescente contribuye a la transmisión intergeneracional de la pobreza. Este fenómeno limita las posibilidades de tener una escolarización suficiente y, por lo tanto, limita las posibilidades de tener un empleo bien remunerado, a su vez, esto reduce el acceso a los recursos que permiten un desarrollo adecuado de los hijos.

Los datos para México muestran que el 59 % de las adolescentes de 12 a 19 años de edad con antecedente de embarazo solo cursaron hasta la secundaria, y el 11.8 % de las que abandonaron la educación media superior reportaron que el embarazo o tener un hijo fueron las causas de deserción.

Aunado a lo anterior, De Melo (2019) estudia los determinantes de la exclusión del mercado laboral y encuentra que cualquier nivel educativo inferior a contar con un título universitario, estar en pareja y tener menores a cargo incrementa la probabilidad de estar excluido del mercado de trabajo.

Por otro lado, Kliksberg (2003) muestra que las madres adolescentes en situación de pobreza tienen entre 25 % y 30 % menor capital educativo, por lo tanto, tendrán pocas posibilidades de conseguir trabajos e ingresos adecuados y se profundizará su pobreza.

Las repercusiones de ser madres a temprana edad impiden a las adolescentes contar con recursos económicos propios o estos son escasos. La deserción escolar y el uso de su tiempo en cuidados del hogar limita su actividad económica. Lo anterior se traduce en poca o nula experiencia laboral, que aunado a la discriminación por género, color de piel, educación y estrato socioeconómico, hace aún más complicada su inserción al mercado laboral. Adicionalmente, el conjunto de variables como haber nacido en el quintil más bajo o tener una madre con bajo nivel educativo o sin acceso al sistema financiero, entre otras, dificultan el ascenso educativo de las nuevas generaciones. 

Al ser el país con mayor número de embarazos adolescentes, resulta fundamental elaborar y aplicar políticas públicas que favorezcan a este grupo tan rezagado de la población. De atender a tiempo a este grupo, se podrían aumentar las probabilidades de progreso y acceso a oportunidades.

Referencias

Arceo, E. (1997) Teenage Pregnancy in Mexico: Evolution and Consequences. Latin American Journal of Economics, 51(1).

Colunga, L. (2017) Impacto de los embarazos en adolescentes en el desarrollo económico de México.

De Melo, G. (2019) Determinantes intergeneracionales de exclusión laboral y autopercepción de discriminación. Centro de Estudios Espinosa Yglesias, 02/2019, 11.

Hyam, J. (2016) Embarazo y maternidad en la adolescencia. [Fecha de Consulta 28 de julio de 2020] de Save the Children,

Kliksberg, B. (2003) La discriminación de la mujer en el mundo globalizado y en América Latina. Economía y Desarrollo, 2(1), 19-20. 

Stern, Claudio (1997) El embarazo en la adolescencia como problema público: una visión crítica. Salud Pública de México, 39(2),137-143.

2021-07-16T00:11:26-05:00