La oportunidad de educarse y la educación como oportunidad
Nacer mujer, en una zona rural, de padres en situación de pobreza, lejos de una escuela con los recursos necesarios, y distraída por el trabajo doméstico para concentrarse en aprender, puede torcer la trayectoria más firme hacia el progreso. A edades tempranas es posible estar obligada a trabajar y a renunciar a la escuela para hacerse cargo de responsabilidades que otros pueden evitar.
La situación antes descrita es completamente ajena al control de la persona que nace en esas circunstancias, sin embargo, condiciona su futuro. El que lleguen a superarse estos obstáculos y se alcance, por ejemplo, una educación universitaria, es testimonio de un esfuerzo extraordinario.
La sociedad, sin embargo, no suele recompensar los enormes trabajos para alcanzar un logro educativo, sino el logro en sí mismo. Por tal motivo es importante identificar las desventajas de las que se parte para estudiar y poder reconocerlas y remediarlas. De esta forma, medir las oportunidades educativas en el origen familiar y los logros alcanzados es de particular importancia. El Simulador de Movilidad Social del CEEY, en su componente educativo, se ocupa de tales asuntos.
El logro educativo de los padres es la principal ventaja, o desventaja, de los años de escolaridad que pueden alcanzar sus hijos e hijas. La movilidad educativa de una generación a otra se aproxima con la diferencia de años de escolaridad entre padres e hijos una vez que cada generación ha cumplido la edad típica de estancia en la escuela, alrededor de los 24 años. Comparar los logros de cada generación es entonces clave. Pero, ¿cómo comparar el logro escolar de un adulto que ha concluido su edad escolar con la de un niño o niña que están en su comienzo?
Una forma de medir el logro educativo es observando cuántos años de escolaridad se han conseguido del total posibles, reconociendo que de las generaciones anteriores se solía esperar un menor tiempo en la escuela. Así, por ejemplo, los mayores de 24 años típicamente pasaban un máximo de 15 años en la escuela, es decir llegaban a la educación universitaria pero no necesariamente la concluían. Los de 24 años o menos de las nuevas generaciones, han debido estar en el sistema escolar su edad menos cinco años, de manera que alguien con doce años cumplidos debe haber cursado cinco años de primaria y estar inscrito en el último año. De esta forma pueden llegar a un máximo de 19 años de educación, concluir la educación universitaria y más.
Una vez que se conoce la escolaridad de padres e hijos, y en este último caso si están inscritos o no a algún grado escolar, es posible comparar el logro escolar como el porcentaje de los años de escolaridad normativa que efectivamente han cumplido o están cumpliendo. Esta información permite al Simulador de Movilidad Social del CEEY medir la condición de origen más importante —la educación de los padres— y la movilidad social existente —en cuánto se ha superado el logro de los padres—.
Finalmente, al establecer el ingreso promedio para cada nivel educativo, el simulador permite construir una prospectiva del ingreso por cada año de escolaridad alcanzado, o equivalentemente, por el grado de logro escolar.
Saber de qué posición educativa se ha partido, qué logro se ha alcanzado y cuánto puede representar de ingresos es algo que te permite conocer el Simulador de Movilidad Social del CEEY. Eso es una forma de conocer qué oportunidad se ha tenido de recibir educación, qué tanto se ha aprovechado y qué oportunidades de futuro se han abierto.
Descargar nota técnica: «Construcción de escenarios de salud, educación y trabajo para el Simulador de Movilidad Social».