Foto: Política Expansión

La oposición no entiende que no entiende

Julio Serrano*

The Economist utilizó en 2015 la famosa frase “no entienden que no entienden” para describir la ceguera de la administración de Peña Nieto ante los evidentes problemas que enfrentaba. Lo mismo puedo decir hoy sobre los partidos de oposición. La manera en la que está encarando las elecciones de junio refleja una falta de asimilación de las razones por las que fueron apabullados por López Obrador en 2018. 

La estrategia de la oposición parece centrarse en repudiar al Presidente. Apenas empiezan las campañas, pero puedo apostar que las propuestas tomarán un papel secundario, si es que aparecen del todo. No habrá una visión que contraste con la 4T de cómo mejorar al país. El tema será descalificar a López Obrador, a menudo a través de ataques personales. 

La oposición no parece haber hecho un examen de conciencia de por qué perdió. Por lo visto, su apuesta es que a la gente ya se le olvidaron sus errores y que la crisis que estamos viviendo provocará que voten por cualquiera menos por el partido en el poder. Se equivocan. Prueba de ello es que tras un año en el que la economía se desplomó 8.5%, más de 200 mil muertos oficiales por la pandemia y problemas de seguridad serios, la popularidad del Presidente sigue por los cielos y las encuestas muestran que Morena tiene una amplia ventaja en las elecciones.  

No entiende la oposición que para aspirar a recuperar el poder tiene que romper con el pasado y rechazar el comportamiento que tanto hartazgo causó en la población. Si lo entendiera, los partidos no estarían nominando a personajes (y a familiares de personajes) ligados con las peores prácticas de antaño. Es claro que piensan que no es necesario hacer un cambio radical y que regresar a lo mismo de antes es una opción. Este es un posicionamiento perdedor que López Obrador está explotando a su antojo.  

Un elemento que afecta la capacidad de autoanálisis de la oposición es el odio al Presidente. Es un enojo que la ciega tanto a sus propias deficiencias como partidos, como a los errores y aciertos (sí, existen, en particular de diagnóstico) de López Obrador. Muchos críticos ni siquiera pueden ver las mañaneras del malestar que les provoca. ¿Cómo van a saber cómo enfrentarlo si no lo conocen a fondo y no lo respetan? Acuérdense que el que se enoja pierde. 

Reconozco que la situación de la oposición es complicada. Meterse al ruedo con López Obrador con propuestas de interés popular, como el combate a la corrupción, pueden tener poca tracción. ¿Qué tan creíble va a ser una promesa de ahora sí enfrentar la corrupción por parte del PRI, por ejemplo, después de ver los excesos que se cometieron en el sexenio anterior? Por eso he avocado en este espacio que un buen punto de partida para la oposición es pedir perdón (emitir una mea culpa) por sus abusos y negligencias del pasado. Pero para llegar a ese punto deben entender por qué la gente está tan molesta con ellos, es decir, empezar por entender lo que no entienden. 

*Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 8 de abril de 2021.

2021-04-08T11:48:35-05:00