La tecnología y el crédito en el sistema financiero mexicano
Los mecanismos, estrategias y tecnología empleados por el sistema financiero mexicano para el otorgamiento de préstamos, requiere adecuarse para poder cubrir las necesidades de todos sus potenciales clientes, particularmente de las micro, pequeñas y medianas empresas. En México los bancos grandes utilizan una metodología paramétrica de evaluación del riesgo del crédito para determinar si van a extender un crédito, por qué monto a qué plazo y con qué garantías. Las entidades financieras medianas y pequeñas se basan más en métodos relacionales para conocer la capacidad de pago del acreditado.
Muchos micronegocios se ven afectados al no tener la capacidad de cumplir con los requisitos paramétricos de evaluación del crédito exigidos por los grandes bancos. En cuestión de crédito. Dichas entidades financieras evalúan el riesgo del crédito con base en información dura de la empresa, tal como estados financieros auditados de dos ejercicios fiscales, constancia de situación fiscal ante la Secretaría de Hacienda, reporte de buró de crédito, acta constitutiva de la empresa, poder notarial del representante de la empresa, entre otras. Muchas veces también piden el otorgamiento de garantías personales (avales) o reales (hipotecas o prenda). Esta información dura prevalece sobre la de tipo relacional que se caracteriza por generar información del cliente, sus capacidades, la viabilidad del negocio, sus necesidades, las circunstancias contextuales, a partir de una interacción directa y repetida con ellos a lo largo del tiempo y de involucrarse en la naturaleza del negocio y de las circunstancias en que se desarrolla. Es a partir de ese conocimiento directo del cliente y su negocio que se genera información, cooperación y reputación.
Información para el financiamiento
Los obstáculos que presenta el diseño de una tecnología “idónea” para el otorgamiento de créditos a las microempresas se discute en el reporte del CEEY El Sistema Financiero Mexicano. Diagnóstico y recomendaciones. En él se pone énfasis en las ventajas que ofrece para estas el uso de un esquema relacional para la mayoría de los clientes, que en México son MiPYMES que están en la informalidad o semi-informalidad. Por lo mismo, no logran cumplir con los requerimientos de información dura que se necesitan en la metodología paramétrica y quedan excluidos del sistema financiero formal o en el mejor de los casos acceden a créditos de consumo que son caros y poco idóneos para generar bienes de capital que impulsen la productividad y el crecimiento de los negocios. También se menciona la posibilidad de salvar muchos de los obstáculos de información a través de los avances tecnológicos actuales y de cómo de esa manera se puede ir incrementando el financiamiento a los micronegocios a pesar de su alto nivel de informalidad.
Una vez que los microempresarios adquieran los recursos y las herramientas que les permitan desarrollar su emprendimiento y crecer, pueden incorporarse a un régimen de formalidad que les dé acceso a productos financieros de mayor calidad en cuanto a plazo, monto, costo, garantías y estabilidad en el tiempo. Esto a su vez le da a las instituciones que ofrecen créditos, la capacidad de contar con la información que necesitan para calcular sus riesgos al poder separar los proyectos viables de los proyectos “malos” y enfocarse en aquellos que tienen mayor rentabilidad.
Aun así, muchos dueños de empresas micro declaran que no desean crecer, por diversas razones, lo que significa que posiblemente seguirán haciendo uso de una tecnología relacional con intermediarios que generalmente son no bancarios. Esto implica la necesidad por parte de la banca comercial de diseñar e implementar esquemas que, sin incurrir en gastos excesivos, les permita atender a este segmento, fortalecerlo y ayudarlo a integrarse a la formalidad.
Por otro lado, la tecnología reviste una gran importancia en el desarrollo de las empresas, visto tanto desde una perspectiva operativa y de sustentabilidad, como desde el punto de vista del otorgamiento de crédito. En ese sentido, los programas de financiamiento deberían dar prioridad a los emprendimientos que son técnica, comercial y financieramente viables, más que a los de mera subsistencia que no son productivos y por lo mismo difícilmente tienen capacidad de crecer y generar empleos. Los programas como México Emprende se pueden apoyar en las recomendaciones del CEEY para que estos funcionen no solo como un impulso a la productividad de los emprendimientos sino también como un motor de la economía y de la movilidad social de nuestro país, apoyándose en un sistema financiero sano, robusto y eficiente.