¿Para qué quedar mal con Estados Unidos?
Julio Serrano Espinosa*
No entiendo la idea de privilegiar una integración con Latinoamérica y de aplaudirles a los líderes de países de extrema izquierda. En términos económicos no hace ningún sentido. Al contrario. Va contra nuestros intereses.
La cumbre de la Celac del fin de semana fue una afrenta contra Estados Unidos. No solo tuvieron un papel protagónico Cuba y Venezuela, naciones confrontadas abiertamente con nuestro vecino del norte, también hizo una aparición por video China, su acérrimo rival. Parte de la agenda (aunque no explícita) fue disminuir el papel de la OEA en la región y, en consecuencia, el de EU. No sé mucho de diplomacia, pero estoy seguro de que no les debió caer nada bien la reunión a los estadunidenses.
La apuesta me parece equivocada. ¿Para qué estrechar lazos con quienes menos nos aportan y distanciarnos de quien más? No se trata de darle la espalda a nadie: vale la pena fomentar buenas relaciones con todas las naciones, en particular con las del continente. Pero, como decía mi abuelo, tienen que haber prioridades.
Somos un país dependiente del intercambio de bienes y servicios con el exterior y EU es por mucho nuestro principal socio comercial. Es el destino de cerca de 85% de nuestras exportaciones. En contraste, solo 5% se dirige a América Latina y el Caribe. Es el T-MEC (la nueva versión del TLCAN), por encima de cualquier otro tratado, lo que impulsa nuestro crecimiento. El origen de la inversión externa en México es también contrastante. No hay comparación con los flujos que ingresan del norte con los del sur.
Gracias en gran medida a la vigorosa recuperación que ha tenido EU tras la pandemia, hemos podido reactivar el crecimiento económico este año. Las remesas que envían nuestros compatriotas —las cuales se estima que alcancen 50 mil millones de dólares en 2021— han servido de salvavidas para millones de familias. La contribución de América Latina y el caribe ha sido marginal en comparación. Ante esta disparidad, parece claro qué relación debemos promover.
¿Qué hacemos recibiendo con bombo y platillo a Maduro y a Díaz-Canel cuando nuestro interés mayor está con Biden? La apuesta racional es con EU, no con Venezuela y Cuba.
Además, no es que el modelo Latinoamericano haya sido exitoso. El crecimiento económico de la región ha estado constantemente por debajo de su potencial y de buena parte de las regiones emergentes del planeta. Lo mismo sucede con el PIB per cápita (ajustado por inflación y poder de compra de divisas). De 2011 a 2019, por ejemplo, mientras que este indicador se mantuvo sin cambio en Latinoamérica, en China se incrementó más de 60% y en India más de 50%. En EU, una economía desarrollada, creció 30%. Y si nos enfocamos a países como Cuba y Venezuela, las diferencias en el desempeño son aún mayores.
Es evidente que el acercamiento con varios de los participantes de la Celac es ideológico, no económico. Sin embargo, más nos vale no olvidar cuál es nuestra relación más redituable.
*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 23 de septiembre de 2021.