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¿Por qué la obsesión con Cuba?

Julio Serrano*

Podemos debatir sobre si la postura de López Obrador de no asistir a la Cumbre de las Américas porque Estados Unidos no invitó a Cuba y a otros países es correcta o si le conviene o no a México. Lo que no podemos poner en tela de juicio es que el modelo económico de la isla caribeña es un fracaso. Y, sin embargo, un vocal segmento de la clase política mexicana, incluido el Presidente, se empeña en defenderlo. Para algunos es incluso un ejemplo a seguir. 

Un argumento recurrente sobre las virtudes del modelo cubano es la igualdad que produce. Es cierto que las diferencias socioeconómicas entre sus ciudadanos no son tan marcadas como en EU o en nuestro país, por ejemplo. El problema es que la razón por la que hay igualdad es que la gran mayoría de la gente está igual de mal.  

Ese es uno de los defectos estructurales del comunismo. En su afán de emparejar la condición de toda la población, se les olvida crear riqueza. Importa más la igualdad de resultados que de oportunidades. La movilidad social es vista con desdén. Que alguien prospere significa que va a dejar atrás a los demás y que va a romper con la igualdad.  No debe caber duda de que el experimento económico cubano ha sido un fracaso. Las estadísticas oficiales son poco confiables, pero algunas fuentes estiman que 70% de las familias de la isla viven en pobreza extrema (tomando en cuenta que ese es el porcentaje que no rebasa el umbral mínimo de ingreso de 1.9 dólares diarios que se requiere para superar esta condición). ¿Cómo puede haber gente que quiere emular este modelo? 

Para muchos políticos parece ser un tema de principios el defender el régimen cubano. Como si hacerlo sirviera para probar sus credenciales izquierdistas y anticapitalistas. Quieren mostrarse como idealistas, inquebrantables ante supuestas fuerzas imperialistas. Por supuesto que la retórica es lo que les importa, no los hechos. Me pregunto a cuántos de ellos les habría gustado nacer en Cuba en lugar de EU o les gustaría vivir ahí. Fácil: a ninguno. Los estadounidenses más pobres viven mucho mejor que los cubanos de clase media.  

Evidentemente, criticar el modelo que ha impuesto el gobierno no equivale a criticar al pueblo cubano, el cual ha demostrado una y otra vez su enorme potencial cuando se le presenta la oportunidad. Tan solo hay que ver lo que ha logrado la comunidad cubana en EU.  

López Obrador es un gran admirador del régimen y le molestó que no fuera invitado a la Cumbre de las Américas. Entiendo en parte su postura. Si estamos hablando de una cumbre de las Américas, todos los países de América deben estar invitados. Si la intención es solo invitar a los que llevan a cabo elecciones democráticas, entonces debe cambiarle de nombre al evento.  

Pero lo que no entiendo es la obsesión con Cuba como modelo de gobierno y el rechazo, en el mismo círculo, de un modelo que ha sido muy exitoso como el de EU. Si queremos imitar a alguien debemos apuntar para arriba. 

*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente el jueves 19 de mayo de 2022 en Milenio

2022-05-19T13:22:25-05:00