Prosperidad y desarrollo en un marco de baja movilidad social: el caso Suecia

En Suecia la movilidad social de las últimas décadas ha sido más dinámica que en el resto del mundo. Sin embargo, esto no ha sucedido en la parte alta de la escalera social, donde la persistencia resulta muy significativa.

En el libro El sol no sale para todos, del historiador de la economía Gregory Clark, se pone de manifiesto una inesperada faceta de las tendencias en movilidad social a lo largo de las generaciones y el resultado es claro: la movilidad social es más baja de lo que creemos. Esto por supuesto no implica que no se hayan alcanzado metas de igualdad en oportunidades y desarrollo social relevantes, simplemente se hace notar que estas no dependen de manera directa de la movilidad, a pesar de estar relacionadas de una u otra forma.

Lo anterior sobresale al analizar la persistencia del rumbo socioeconómico de los integrantes de diversas familias pertenecientes a la nobleza o a élites asociadas al acceso a una educación superior y privilegiada a través de sus apellidos y en el transcurso de varias generaciones: en Suecia no es lo mismo apellidarse Andersson que Celsius. De hecho, algunas familias cambiaron su apellido con tal de tener mayor aceptación en determinados ámbitos profesionales y  académicos.

Al observar la representación de ciertos apellidos entre estudiantes de posgrado en universidades prestigiosas, o entre abogados, médicos y otros grupos considerados como propios de las élites, vemos que sigue existiendo una marcada diferencia que no se ajusta  —en términos de movilidad social— a la imagen que tenemos de las sociedades nórdicas en las que existe un alto grado de igualdad. La frecuencia con que encontramos esos apellidos en círculos de estatus alto es marcadamente mayor que su frecuencia en la población general.

Esta alta incidencia también la podemos comprobar si examinamos los registros tributarios (que en Suecia están disponibles públicamente), en los que destacan los mayores ingresos de aquellos con apellidos «de alcurnia», lo mismo que sucede al revisar la frecuencia en la representación de estas élites en relación con los precios de sus casas y las comunidades en las que viven.

Si la movilidad social en Suecia fuera en realidad tan rápida como lo indican las mediciones convencionales, no veríamos esas persistencias de estatus en los apellidos de las familias más privilegiadas, por el contrario, veríamos que esos apellidos no son de mayor relevancia sino simplemente un apellido más.

Es innegable que las políticas públicas en Suecia han impulsado de manera importante la igualdad y que hay un progreso claramente visible en materia de oportunidades, pero el estudio de los apellidos nos muestra con igual claridad que la persistencia del estatus en la parte más alta de la escalera social—y  por ende la baja movilidad social subyacente— son un fenómeno de antaño que, si bien es inesperado, no es inexplicable.

2021-11-09T15:21:23-06:00