Foto: El Economista

Qué nos espera con el trabajo híbrido

Julio Serrano Espinosa*

Trabajar a distancia llegó para quedarse, con sus oportunidades y sus desafíos. Más nos vale irnos adaptando a esta nueva realidad.  

Me queda claro que no todas las empresas implementarán un esquema de oficina híbrido, pero veo difícil que la mayoría no lo haga. Tras la experiencia de home office de la pandemia, mucha gente, en particular los millennials, no están dispuestos a regresar a la normalidad precovid. Si las empresas quieren retener a sus mejores empleados y atraer talento joven, van a tener que ofrecer esquemas flexibles, que permitan trabajar parte del tiempo en la casa y parte en la oficina.  

Diversas encuestas señalan que los trabajadores quieren un modelo híbrido. Es entendible. Trabajar de manera remota permite combinar mejor quehaceres laborales y personales. Facilita, por ejemplo, crear espacios para dejar a los niños en la escuela, ver a la familia o ir al doctor. Dicha flexibilidad es atractiva para mujeres encargadas del hogar. Hay otros aspectos atractivos de no tener que ir a la oficina, como ahorramos la ansiedad y pérdida de tiempo del tráfico. 

Poder trabajar desde casa también nos abre muchas oportunidades laborales. No hay que vivir cerca de la oficina física de una empresa, podemos estar incluso en otra ciudad. Una persona en Oaxaca puede trabajar en un corporativo de Monterrey. La calidad de vida puede ser mayor. Vivir lejos de una metrópolis es más barato y menos estresante.  

Pero el trabajo a distancia también conlleva retos. De entrada hay que estar inmersos en la tecnología y contar con las herramientas —desde una conexión confiable de internet hasta una buena computadora— para aprovecharla. La productividad puede sufrir, sobre todo si nuestra capacidad de autogestionarnos es baja. Sin la supervisión de la oficina, hay que tener mayor disciplina para manejar el tiempo. Es más fácil distraernos en casa. La flexibilidad trae responsabilidad. No cualquiera puede adaptarse.  

Así como trabajar a distancia nos abre oportunidades para entrar a empresas que están lejos de donde vivimos, también abre la competencia por puestos laborales a gente de todo el país y, en ciertos casos, de todo el mundo. La pelea por buenas plazas laborales crecerá. Candidatos talentosos de distintos lugares estarán listos para ocuparlas.  

Asimismo, estar alejados de la oficina central nos puede restar oportunidades de avanzar en una empresa. Se pierden las pláticas de los pasillos para conocer los chismes corporativos, el encuentro casual con el jefe que puede ayudar a amarrar una promoción, el contacto con amigos o parejas futuras. La convivencia personal aporta ventajas que desaparecen si la interacción es exclusivamente digital.  

Habrá que ver qué otros ajustes vienen con el trabajo híbrido. Los sueldos que paga una empresa en CdMx o en Monterrey suelen ser más altos que los que paga en provincia. ¿Cómo compensarán a alguien que trabaja a distancia desde Oaxaca, pero que es parte del corporativo? 

*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 19 de agosto de 2021. 

2021-08-19T10:31:30-05:00