Venta de Banamex, oportunidad de mejora
Enrique Díaz-Infante Chapa*
La decisión de Citigroup anunciada el pasado día 11 de este mes de vender los negocios que tiene en México es resultado de una estrategia de negocios global. Sin embargo, el panorama de incertidumbre y mal rumbo de la economía del país facilitó la misma. En cuanto al futuro comprador de Banamex, será importante que la venta se dé a favor de un agente que garantice la estabilidad financiera, promueva la competencia e impulse la penetración del crédito y la inclusión financiera de calidad a favor de las MIPYMES a fin de generar crecimiento incluyente con movilidad social. Es decir, la venta debe ser una oportunidad de mejora del sistema financiero mexicano.
La venta de Banamex por parte de Citigroup representa la enajenación del 70% del negocio de ese grupo financiero en nuestro país. El banco norteamericano va a enajenar los negocios de banca de consumo y empresarial, cartera hipotecaria, así como su afore, su aseguradora, sucursales, edificios y la marca Banamex. Se estima que el valor de venta de estos activos será cercano a aquel en que Citi compró al banco mexicano en 2001: USD12 mil 500 millones de dólares (https://bit.ly/3Gvml1). No un gran negocio para el grupo financiero norteamericano. Citigroup, por su parte, tramitará una nueva autorización para seguir teniendo presencia en México a través de su negocio de clientes institucionales, banca patrimonial y mercados de valores.
El comunicado aclara que la decisión responde a razones de carácter estratégico global y que la misma se está dando también en los negocios de banca de consumo en Asia y Europa (https://bit.ly/3I8cleP). Es un hecho que la industria FINTECH, con sus menores costos regulatorios y operativos, es cada vez más un competidor exitoso de la banca tradicional en el segmento de crédito al consumo y empresarial/MIPYME. En ese sentido, parece que Citigroup ve la conveniencia de abandonar este segmento donde incrementalmente le será difícil competir y mejor opta por concentrarse en la banca patrimonial e institucional en la que tradicionalmente ha sido exitoso. No sorprendería que otros bancos transnacionales sigan a nivel mundial la misma decisión de Citi.
Y si bien la decisión de vender responde a una de carácter estratégico, la misma no deja de sorprender considerando que el negocio de banca de consumo y de crédito empresarial es exitoso para Citi en México. Le representó en los primeros 3 trimestres del año pasado, USD $3 mil 500 millones de dólares en ingresos. Además, México es el mercado más grande para ese grupo financiero después de EUA. Más aún, hay que recordar que Banamex fue la joya de la corona de Citigroup durante la crisis de 2008/9, que le generó importantes recursos para capitalizarlo.
Dicho lo anterior, tampoco debe obviarse que, en el caso de México, la venta de Banamex representa la ruptura de un matrimonio tormentoso con Citigroup que nunca logró consolidarse con felicidad. Entre los problemas en los que la filial México de ese Grupo Financiero estuvo involucrado destacan i) el caso de fraude de Oceanografía en 2014 por USD400 millones de dólares de crédito respaldados por supuestas cuentas por cobrar a PEMEX (https://econ.st/3K74sZf); ii) el fraude de $15 millones de dólares por parte de una empresa de seguridad que era propiedad de Banamex y que se dedicaba a ofrecer servicios de seguridad privada para proteger a los miembros del Consejo de Administración del banco y sus familias; y iii) el pago de 97.4 millones de dólares a las autoridades norteamericanas en mayo de 2017 por el envío de remesas de dudosa procedencia por parte de Banamex USA a México. Todos estos casos llevaron a la salida -ese mismo año- de Medina Mora como Director de Banca de Consumo a nivel mundial de Citigroup y de Javier Arrigunaga de la Dirección General de Banamex.
Además, hacia adelante la situación para Banamex no resulta muy promisoria. La medida de salirse se toma en un contexto de paulatino deterioro económico del país y de incertidumbre en el ambiente de negocios en México. La constante de este gobierno ha sido la falta de respeto al Estado de Derecho y su animadversión a la inversión privada. En 2021, la fuga de capitales del país fue de 12 mil 670 millones de dólares, la mayor salida de recursos desde que existen datos al respecto en 1991. Y la cosa se va a poner peor conforme Estados Unidos normalice su política monetaria. Mejor salirse a tiempo.
En cuanto al posible comprador de Banamex, la decisión se va a tomar en Palacio Nacional. Jurídicamente es la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) quien debe autorizar la operación, escuchando la opinión de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y de Banco de México (Art. 27 de la Ley de Instituciones de Crédito). Pero ambos órganos desconcentrados, están debilitados para operar, por la pérdida de capital humano en este sexenio, ante las restricciones de movilidad laboral por 10 años que este gobierno impuso en la administración pública y por la baja de sueldos que se operó a los funcionarios públicos por la nueva Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos aprobada en este sexenio. En el caso del Banco de México, está en proceso de ser capturado por el Ejecutivo con el nombramiento de Victoria Rodriguez Ceja como nueva Gobernadora, pese a carecer la maestra de las credenciales necesarias en política monetaria. Por lo mismo, no se espera que ni la CNBV, ni la COFECE, ni Banxico, vayan a tener la sufieciente fortaleza para hacer valer su autonomía técnica frente a la decisión que quiera tomar el Titular del Ejecutivo respecto al comprador.
Hasta el momento se han mencionado como posibles interesados en la compra de los activos de Banamex a los bancos Santander, Banorte, Azteca, Inbursa e Itau. De acuerdo con datos de la CNBV, Banamex concentra actualmente el 12.24% del total de los activos del sistema bancario mexicano (llego a tener a principios del siglo arriba del 20%), BBVA el 22.74%, Santander el 15.05% y Banorte el 11.25%. Conjuntamente estos cuatro bancos poseen el 61.28% de los activos del sistema bancario.
Sería deseable que el adquiriente del tercer banco más grande de México antes que todo garantice la estabilidad financiera y la solidez del sistema para no generar un riesgo sistémico. Pero también, que el adquiriente fortalezca la competencia e impulse el acceso al crédito a las MIPYMES, generadoras de más del 70% del empleo en el país y que son factor decisivo de bienestar socioeconómico. Debiera aprovecharse el hecho de que el segmento que vende Banamex es el de crédito al consumo y sobre todo el de crédito empresarial para ahondar en el financiamiento al segmento de las MIPYMES para generar competencia y mejores condiciones de acceso y costo a este segmento del sector productivo. Y es que el crédito formal y en condiciones competitivas, es factor determinante para el crecimiento de las empresas y del país, y puede ser palanca para incentivar la formalización de muchas unidades de negocios. Todo esto con impactos positivos para el desarrollo con movilidad social.
Uno de los hallazgos del CEEY en la investigación que hicimos sobre el sistema financiero y cuyos resultados fueron publicados en 2017 en el Libro Blanco del Sistema Financiero Mexicano, Diagnóstico y Recomendaciones (ver en https://bit.ly/3qqFY5c), es que la metodología de evaluación de riesgo de los bancos para otorgar crédito, es determinante en la penetración del crédito a los negocios. El porcentaje de crédito a este segmento es de menos del 10% del total que otorgan las instituciones de crédito. Los bancos grandes utilizan un método paramétrico de evaluación de riesgo basada –entre otras cuestiones- en datos duros que se desprenden de estados financieros auditados e historial de crédito de las empresas en el Buro. Con base en esta información generan oferta de crédito de monto, plazo y garantías predeterminado sin necesidad de reunirse con el cliente. Por lo mismo, muchas veces las MIPYMES se autoexcluyen por no poder cumplir con los requisitos o porque el crédito que se les llega a autorizar no responde a sus necesidades. En ese sentido, es que sería deseable que el comprador sea algún banco que retome la metodología relacional del crédito -que antes se practicaba en la banca- y que era a partir del trato personalizado con el cliente que permitía al banquero conocer directamente al cliente a su negocio y sus necesidades. Eso ayudaría en mucho a resolver los problemas de información asimétrica que ahondan en la baja penetración del crédito y en la baja inclusión financiera de las MIPYMES.
En suma, que la decisión de Citigroup es de carácter estratégico global pero el mal contexto económico y el poco atractivo rumbo del país facilitó la misma. Al momento de autorizar la operación, el gobierno debe estar consciente de la oportunidad que esta venta de activos representa para reconfigurar el sistema financiero mexicano. La decisión debe privilegiar a un adquiriente que sume a la estabilidad financiera del país, pero que también lo haga a la competencia en el sector y que fortalezca la penetración del crédito y la inclusión financiera competitiva y de calidad a favor del sector productivo, especialmente a las MIPYMES. Todo lo anterior, en beneficio del crecimiento incluyente con movilidad social.
*Investigador del CEEY. Correo: [email protected]. Twitter: @ediazinfante. Columna publicada en Arena Pública el 14 de enero de 2022.